Merlín, este chico iba a acabar conmigo.

Detuve el movimiento de las caderas, provocándole un quejido. — Bien, tú lo has querido. De rodillas, Freddie.

De inmediato obedeció bastante desesperado, separando un poco sus piernas y dejándome apreciar su pecho ligeramente sudoroso, sus ojos brillando de puro deseo, su respiración dificultosa y su erección suplicando por mi atención.

Qué jodidamente hermoso, ¿eh?

Me acerqué a él y tras saborear sus labios por última vez, sintiendo sus dedos apretar mis caderas; moví sus brazos para que sus manos descansaran sobre la cama, exponiéndolo aún más. Me senté a horcajadas sobre sus caderas de nuevo, pero esta vez dándole la espalda. Coloqué mis rodillas a cada lado de las suyas, exponiéndome más y observando a Fred jadear cuando notó la vista que iba a tener.

— ¿Quieres que te folle, Freddie? — me burlé de él, acariciando su polla entre mis piernas y provocando mi propia entrada con ella. El pelirrojo jadeó levemente e intentó mover sus caderas para empujarse dentro de mí.

— S-sí, por favor, por favor — suplicó en voz baja y ronca. Puse mis manos sobre mis rodillas y dejé que entrara dentro de mí con solo un empujón.

— ¡Mierda! — Fred gimió siseando y palpitando dentro de mí.

Me incliné un poco hacia adelante para que tuviera una visión completa de cómo entraba y salía de mí y Fred tarareó en aprobación.

— ¿Buenas vistas? — me burlé montándolo lentamente, sintiendo cada centímetro de él profundamente hundido en mí.

— Las mejores, amor. Las jodidas mejores vistas... — suspiró usando una de sus manos para acariciar mi espalda. Sentí su punta rozar mi punto más débil y haciéndome gemir levemente mientras me movía más rápido. — Esa es mi chica. Fóllame, Lilith. Sigue follándome.

Montándolo y escuchando sus hermosos gemidos mezclándose con los mis propios mientras nuestras pieles chocaban entre sí, me apreté a su alrededor y él tiró de mi cabello hasta que mi espalda estuvo pegada a su pecho y su polla más profundamente dentro de mí.

— Pensé que querías que te dominara, cariño — sonreí sintiendo su agarre en mi cabello más fuerte y su mano metiéndose entre mis piernas para acariciar mi clítoris en círculos rápidos haciéndome gemir e inclinar mi cabeza sobre su hombro. Soltó mi cabello y su brazo rodeó mi cintura acercándome lo más posible a él, si eso era posible.

— Oh, y apuesto a que te ha encantado verme suplicando y desesperado por ti, ¿me equivoco, amor? — murmuró con una sonrisa y una voz profunda y ronca.

— Para nada — le aseguré moviendo mis caderas de nuevo con él todavía dentro.

— Bueno, la cosa es que estabas a punto de hacerme correr y ambos sabemos que siempre me gusta verte correrte primero, así que ahora es el turno de daddy para hacerte gemir — sonrió Fred, saliendo de mí y empujando mi espalda para acabar de rodillas y con el pecho y la cara pegados a la cama. Completamente expuesta a él.

Mi corazón latía con fuerza contra mi pecho cuando escuché a Fred acomodarse. Sus dedos acariciaron el camino desde mi entrada hasta mi clítoris y lo siguiente que sentí fueron sus manos sosteniendo mis muslos mientras hundía su rostro en mi humedad haciéndome chillar y retorcerme llena de placer.

— No te alejes de mí, Lilith — murmuró para luego darme un beso húmedo y reivindicativo, atrapando mi clítoris entre sus labios y hundiendo su lengua en mi entrada. — Déjame saborearte como es debido.

Fred siguió comiéndome como un animal sediento, haciéndome gemir y esconder mi rostro contra las sábanas mientras fuertes gemidos salían de mis labios. Cuando finalmente estaba a punto de correrme, se separó de mí haciéndome temblar y provocando varias quejas de mi parte; sintiendo su saliva mezclada con mis jugos empapando la zona de entre mis piernas y la parte interna de mis muslos.

WICKED HATE | FRED WEASLEY (traducción)Where stories live. Discover now