— Me alegro de que estemos en la misma página, entonces — asentí, un poco aliviada.

— Aunque eso no implica que no vaya a estar orgulloso con el hecho de que alguien haya pensado que soy el novio de una Arpía — río con un tono irónico y arrogante. — Ese es un buen título del que estar orgulloso, ¿no?

— Definitivamente deberías estar orgulloso de que alguien piense eso, incluso si es un muggle — le guiñé un ojo.

Su sonrisa se hizo más grande y comenzó a mirar a la gente en las otras mesas, con curiosidad.

— Pareces un poco fuera de tu zona de confort.

— Si, bueno, pero realmente me gusta. Entiendo un poco la fascinación de papá con...— bajó la voz; — Los muggles.

Me reí.

— El chocolate que pedimos... — continuó Fred, — no es como el explosivo que venden al lado de Honeydukes, ¿verdad? Porque la última vez que Georgie y yo lo tomamos, terminamos cubiertos de azúcar al no beberlo lo suficientemente rápido.

Algunas personas nos miraron perplejas y tuve que apretar los labios para no estallar en carcajadas.

— No, Freddie. Es chocolate normal, te gustará.

La camarera regresó con nuestros pedidos y los puso frente a nosotros para después dejarnos solos para tener más privacidad. Seguidamente le di el primer sorbo - maldita sea, estaba tan bueno.

Fred miró su pajita, y tras unos segundos de indecisión, sin saber muy bien como reaccionar, lo probó.

Tras saborearlo, sus ojos se abrieron aún más, sorprendido, y no pude evitar sonreír cuando se lamió los labios y tarareó muy suavemente en aprobación.

— Merlín...— dijo simplemente.

— ¿Te gusta?

— ¡Joder, si! Está delicioso — respondió emocionado, y volviendo a beber con cuidado para no quemarse la bebida humeante. — ¿De qué conoces este sitio?

— Hermione me lo recomendó.

Fred movió la pajita dentro de su taza.

— Sabes, me alegra tener un momento así contigo después de la noche que hemos pasado...— comenzó, tomando una respiración larga y profunda y casi sin poder mirarme a los ojos. — No te lo he dicho antes porque estábamos frente al resto, pero, hmm, cuando esos Mortífagos me arrastraron con ellos... Terminé en la habitación de al lado y-

Fred apretó los labios, cerrando los ojos por un breve segundo.

— ¿Y? — lo animé a que continuara, tragando saliva.

— Y me obligaron a mirar y escuchar todo lo que te decían y te hacían — confesó Fred finalmente.

Me quedé paralizada en mi lugar. Mierda.

Jugué con mi pajita, moviendo la crema batida y sintiendo el vapor saliendo de la bebida rozando ligeramente mi cara.

— Son un montón de cabrones.  No deberías haber visto ni oído eso.

Fred frunció levemente los labios y respiró hondo.

— Siento que tuvieras que pasar por eso, cariño. Intentaron preguntarme dónde estaba Harry y cuando les dije que no lo sabía, Merlín, debieron suponer que significabas mucho para mí porque lanzaron un hechizo a la pared y me obligaron a verte allí mismo, sentada con Yaxley frente a ti y - con él diciéndote todas esas cosas repugnantes y...

Tragué saliva de nuevo, tratando de concentrarme en el dulce sabor del chocolate caliente.

— Quiero que sepas que nunca habría dejado que Greyback ni ninguno de ellos te pusiera un dedo encima — afirmó, bastante firme, serio y seguro de sí mismo. — Ni de coña. No me importa cuántas caras hubiera tenido que romper, no te iban a tocar. Solo ver a Yaxley quemar tu cicatriz y golpearte me hacía querer estampar su cara contra la mesa y hechizarlo hasta que olvidase su propio nombre.

WICKED HATE | FRED WEASLEY (traducción)Where stories live. Discover now