Capítulo 15

0 0 0
                                    

A la mañana siguiente me desperté y había dormido tan bien que por un segundo no recordaba dónde estaba. El calor de Dante emanaba paz. 

Pero donde se suponía que debía estar él, se contemplaba y sentía un vacío. Me coloqué una remera oversize con el estampado de una banda de rock inglés que llegaba hasta mis rodillas. 

Al abrir la puerta de la habitación para dirigirme a la cocina, pude percibir con mi olfato el olor a hogar, mejor conocido como olor a comida. 

De espaldas se encontraba el chico que me había transportado de galaxia unas horas antes, vestía una bermuda deportiva y tanto sus pies como su torso estaban al descubierto. Mis ojos captaron el brillo de su piel y recordé la suavidad al tocarla en las yemas de los dedos. 

Sobre la mesa se contemplaban cuatro platos, una cesta con rodajas de pan tostado, un frasco de mermelada de frutilla y pequeños sobres de azúcar. 

¿Qué está cocinando el chef? - Dije mientras me apoyaba sobre el desayunador y Dante se sobresaltaba ante la presencia que no había oído llegar. 

Buen día - respondió con una sonrisa y se acercó para tomar mi mano y depositar un beso en el dorso, no sin antes mirar para ambos lados y corroborar que aún seguíamos solos. Correspondí su sonrisa. 

- Es importante alimentarse bien en la primera comida del día, el menú para este desayuno es de tostadas con mermelada y en la plancha se están terminando de dorar unos sandwiches con una cantidad importante de queso, todo ello acompañado con un rico café. - prosiguió imitando a los grandes cocineros cuando explican el contenido de sus increíbles creaciones. 

- Wow, sorprendente. - repliqué ahora imitándolo a él. 

Me invadían las ganas de rodearlo con mis brazos y besar su espalda descubierta, pero antes de que pudiera profundizar mis pensamientos turbios, Bruno y Becca salieron de la habitación. Ambos con ojos somnolientos y los pelos un tanto desordenados, parece que nuestros vecinos de habitación habían pasado una noche un tanto similar a la nuestra. 

Desayunamos los cuatro juntos mientras Becca nos entretuvo con las anécdotas de su ajetreada adolescencia. La charla se vio interrumpida cuando mi celular vibró por la llamada de mi padre. 

Hablé con él durante casi una hora. Solíamos tener extensas charlas cuando vivíamos juntos y continuaron cuando me mudé a la casa de Bruno y por nuestras agendas explotadas no podíamos vernos. 

Le conté sobre el maravilloso plan que habían ideado mi hermano y su novia y sobre cómo estaba el lugar para que se quedara tranquilo de que todo estaba tal cual lo recordaba. Lo animé para que volviera a pasar sus vacaciones en la cabaña porque sabía que disfrutaba cada segundo al aire libre. 

Cuando vuelvan me gustaría cenar con tu hermano y vos. Hace mucho que no lo hacemos y me gustaría hablar con ustedes. 

Obvio que sí, me encantaría.- respondí. Y en aquel momento ví como mis tres compañeros de fin de semana salían con sus trajes de baño disparados hacía el río. 

Me despedía de mi padre cuando vi a Becca correr como un rayo y mi hermano persiguiéndola, para luego acabar zambulléndose en el río. 

Detrás de mí, su presencia se hizo notar. 

Recuerdo que la última vez que vinimos estuviste en el río durante horas, así que no creo que te enoje lo que estoy a punto de hacer. - susurró cerca de mi oído. 

Y antes de que pudiera reaccionar, Dante me tomó por la cintura y me cargó a cuestas ignorando mis gritos ahogados entre risas de “¡estoy vestida!”, “¡por favor!”. 

Se parecía al océano Where stories live. Discover now