Capítulo 22

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Abrí los ojos encontrándome con bruno mirandome fijamente. Me di cuenta que me había quedado dormida en su pecho y rápidamente salí de arriba de el.

--Mierda! me quedé dormida!--Dije nerviosa evitando hacer contacto visual y mientras me cubría con la sábana

--Descuida, ayer fue un día largo y creo que ambos estábamos cansados--Dijo serio

--No volverá a pasar--Dije avergonzada

--Que cosa?--Preguntó

--Quedarme dormida en tu cama, ya sabes... tu me dijiste que no cualquier mujer duerme en tu cama--Dije ahora si mirandolo a los ojos

El rió.

--Acostumbrate, ahora dormiras conmigo todas las noches, no te creas especial, para mi sigues siendo mi acompañante, solo eso, solamente que ahora que estamos casados tenemos que hacer que nuestro matrimonio se vea real--Dijo como si nada

Yo me quedé confundida mirándolo.

--S-si, entiendo--Dije confundida

Bruno tomó su boxer y se lo puso, yo tomé la sabana y me envolví en ella y me dirigí hacia el baño, necesitaba ducharme.
Mientras caminába hacia el baño podía sentir su penetrante mirada.
Una vez que entré me despojé de la sabana y entré abajo de la ducha, el agua caliente estaba exquisita, me relajó muchísimo... luego como de 15 minutos salí del baño ya peinada y con una toalla envuelta en mi cuerpo.

Busqué por la habitación alguna de las maletas con ropa nuestra pero no encontré nada. Bajé abajo y bruno estaba en la cocina, se podía sentir un rico aroma a café.

--No pediste que trajeran las maletas? No hay ropa--Dije mirándolo mientras sostenía fuertemente mi toalla con mis manos

--No, lo olvidé, ahora llamaré a erik para que nos traiga nuestras maletas--Dijo

--Mientras tanto me quedo con la toalla puesta?--Dije mirándolo mal

Como se iba a olvidar de traernos la ropa!? Yo no sabía que íbamos a venir a esta cabaña, sino hubiera traído mi maleta en el auto.

--De todas formas me gusta más verte sin la toalla--Dijo acercandose a mi y besando mi cuello

--Bruno esto es en serio! No tengo que ponerme! No tengo nada, absolutamente nada!--Dije estresada

--Ve arriba y ponte mi camisa, debe estar tirada por algún rincón de la habitación--Dijo riendo

--No quiero tu estupida y sudada camisa lombardi! Debiste traer las maletas!--Dije enojada

--Oyee! No esta sudada! Y si no quieres quedate así con la toalla o mejor desnuda, no me molestaría verte pasear por la casa como dios te trajo al mundo--Dijo riendo

--Imbecil!--Dije enojada y subiendo las escaleras

Subí a la habitación y no sabía que hacer, me quedé dando vueltas y finalmente decidí buscar su estupida camisa, finalmente la encontré en un rincón.
Tomé la camisa blanca y me la coloqué, mientras abrochaba los botones podía sentir su rico aroma, el perfume de hombre es como una droga para una mujer. Cuando me doy cuenta de lo que estoy haciendo me dieron ganas de vomitar! Como iba a estar oliendo la camisa de ese estupido hombre al cual detesto!

Una vez lista bajé a la cocina, bruno estaba... ¿!!preparando el desayuno!!?

Esto es de no creer!

--Oh mierda no lo creo!--Dije riendo y acercandome a el

Bruno volteó a verme y se me quedó viendo.

EN MANOS DE UN MAFIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora