"Jungkook" interrumpió Yoongi.

"Ustedes me están mintiendo" dijo el pelinegro y se acercó para dejar el café en la mesita al pie de la camilla. "Yoongi, no me gusta que me mientas".

"Está bien, no estábamos hablando sobre la leche de vainilla" dijo Yoongi mirando a Taehyung, quien solo asintió con los ojos apretados. "Tampoco me gusta mentirte, Jungkook. No estábamos hablando de la leche de vainilla, pero no puedo decirte porque es un secreto, y no me gusta romper secretos".

"Está bien, a veces hablas dormido o se te escapa en el desayuno o cuando estás molesto" respondió Jungkook. "El remordimiento de tenerme secretos no te dejará tranquilo" y su voz era un tanto agitada cuando hablaba.

"¡Está bien, está bien, yo te diré!" repuso Taehyung, acomodándose de la cama y quitándose él mismo la intravenosa en el dorso de la mano y el saturador en el dedo. "¡Vamos!" y entonces levantó las cobijas que le cubrían y sujetó la muñeca de Jungkook.

"Oye, espera" Yoongi se quedó sin palabras cuando vio al castaño quitarse la vía sin siquiera quejarse. "¿Estás loco? ¡Tu mamá va a matarme cuando regrese y no te vea aquí! Además no te dejarán salir del hospital" le dijo mientras Taehyung tomaba su chaqueta de cuero.

"Esquivaré a los guardias" Taehyung levantó los hombros al hablar. "Los hospitales siempre tienen una puerta por detrás donde no salen los doctores o las enfermeras" y entonces cerró la cremallera de la chaqueta fría. "Voy a salir por ahí, y nadie lo notará".

"¡Te puedes morir!"

Y eso retumbó en los oídos de Jungkook, quien se detuvo en seco en el marco de la puerta y sus manos temblaron.

"Bueno, prefiero morir a vivir como un prisionero" le dijo, tocando el hombro del mayor. "Estoy cansado Yoongi, vivir sin poder estar bajo el sol, con una maldita gorra para que los demás no me vean como un enfermo. Soportar que todos te miren como idiotas por el cáncer, o cómo si fuera contagioso. ¿Desde cuándo tener una enfermedad se volvió sinónimo de lástima?" su voz salió suave al hablar. "Quiero tener una vida como cualquier chico de diecisiete años".

"Y tu mamá te necesita vivo" susurró Yoongi. "Y él también" dijo, escondiendo su barbilla en el cuello del abrigo mientras miraba de lado hacia Jungkook y la mochila que cargaba sobre el hombro izquierdo.

"Regresaremos en una hora, es todo" Taehyung le dio un abrazo y el aroma de hospital se mezcló con el perfume de Yoongi. "Mamá estará en casa por dos horas, me da tiempo de regresar... Si hoy muero... al menos le habré dicho, ¿no?" levantó una ceja mientras se acomodaba el dobladillo de la gorra, y apretó los ojos cuando se separó del cuerpo del mayor.

"Cuarenta minutos" completó Yoongi. "Jungkook tampoco puede estar afuera mucho tiempo, tiene entrenamiento".

El menor lo miró con las manos entrelazadas por delante. Y dio una bocanada de aire. Yoongi tenía razón, mamá solo se molestaría si llegaba a enfermar. Mamá se molestaría si llegaba a perder en los juegos de invierno. Mamá diría tantas cosas, no tan inteligentes, claro, pero él no soportaría.

"Cuarenta y cinco" pidió Taehyung levantando el dedo índice, mientras le sonreía con picardía.

"Cuarenta minutos o te irás solo" Yoongi cruzó los brazos a la altura del pecho y se relamió los labios mientras olfateaba profundo, el vapor del café cargado. "Cuarenta minutos" le recalcó con un susurro cuando una enfermera cruzó por la puerta. Apenas se vio la sombra de su silueta, pero los tres contuvieron la respiración hasta que el sonido de los zapatos desapareciera.

"Cuarenta y cinco"volvió a pedir, con las palmas juntas frente al corazón.

"Treinta"cortó Yoongi, dando un sorbo al café.

Yoongi para su mala suerte, no era del todo expresivo como deseaba, y aquello que parecía una broma o le causaba gracia, en su rostro lucía como si le molestara, cuando realmente estaba divirtiéndose por dentro. Pero no podía defender la expresión tranquila con la que había venido el mundo. Aunque, con Jungkook sonreía, de hecho, además de cuando se pasaba de copas, con su hermano era el único con quien dejaba escapar una sonrisa.

"Eres tan cruel..." se quejó Taehyung, con los labios fruncidos y el ceño arrugado. "Cuarenta minutos, lo tomo".

"Y tú eres un loco" Yoongi le señaló la cabeza, dando vuelta en círculos con sus dedos. "Eres un completo demente, vete rápido".

Oh, dios.

Jungkook sonrió en grande y dos arruguitas se dibujaron al costado de sus ojos.

«Siempre estuviste en mi vida, siempre a la vista... en mi vista, pero siempre te sentí tan lejano, como una estrella» Taehyung lo miró, lo miró con tanta dulzura que Jungkook pudo jurar haber sentido que hasta podía abrazarlo. El castaño resolvió el cabello del pálido entre sus dedos. «Desearía tenerte siempre en mi vista, no como una estrella, sino como... como algo más».

Jungkook suspiró cuando el castaño se separó.

2 de diciembre del 2014.

Quiero mi amor adolescente

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