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Al otro lado del lugar

Unas tijeras resonaban en la maleza de la finca Rengoku al mismo tiempo que un collar saltaba de un lado a otro con una pequeña flor morada en el junto con un líquido del mismo color turquesa

El día que Tanjiro encontro al pequeño Senjuro solo en el bosque se preocupó tanto que al día siguiente le mando un regalo con uno de los cuervos, era ese lindo collar adornado con escéncia de flores de glicinias para alejar a los demonios de él

El pelirojo estaba demasiado avergonzado para ver al pequeño después de besarlo sin su consentimiento, por eso no le daba la cara y solo mandaba cartas que senjuro leía riéndose de él por su comportamiento infantil, pocas veces el pequeño rubio las respondía, pero no era como sí le disgustaran

Tienen mucha maleza - se quejó mientras cortaba las llervas malas de su jardín de flores, hace días que las había descuidado y el monte ya casí las había cubierto completamente, algunas estaban muriendo, tenía que cortarlo ahora o sería demasiado tarde, por eso aunque fuera de noche estaba allí afuera limpiandolas, senjuro suspiró un poco cansado y miró al cielo cerrando sus ojos intentando buscar paz en el silencio de la noche

Se levantó limpiandose la yukata y jadeó limpiándose la frente sumamente cansado, ya quería irse a dormir, pero aún había demasiada malesa que cortar, tenía que dejar esas flores limpias esa misma noche, las miró con los brazos cruzados e hizo una mueca de desagrado - ¡Wooa! - pronuncio al sentir una enorme corriente de aire empujarlo al mismo tiempo que toda la malesa era cortada con el, entrecerró sus ojos y vio las flores totalmente limpias sin alguna raíz maligna en ellas, ya estaban totalmente limpias, sonrió alegre por eso y suspiro relajado

Abrió sus ojos asustado y sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al pensar en cómo se habían cortado esas flores, reconocía esa filosa brisa a kilómetros de distancia, esa asesina brisa que tomaba la dirección correcta sin tocarlo a él de ninguna forma, solo alguien en ese lugar podía dirigir al viento de es forma
- akaza - murmuró apretándo sus hombros un poco incómodo

Sentía su presencia detrás de él, podía sentir los escalofríos en su espalda con la mirada de ese demonio, arrugó las cejas escuchando un goteo una y otra vez, era como sí akaza estuviera mojado, se dio la vuelta confundido para mirar que era lo que akaza hacía allí y al verlo se tapo la boca abriendo sus ojos asustado, su corazón se aceleró demasiado y soltó las tijeras para comenzar a correr

¡Akaza! - gritó corriendo hacia él con una expresión preocupada, el demonio estaba cubierto completamente de sangre cómo sí se hubiera bañado en ella esa noche

¡¿Qué pasó?! - pregunto callendo de rodillas frente a akaza quien dejó caer su cuerpo al suelo en ese lugar, senjuro lo tomo en sus brazos y empezó a temblar sumamente preocupado, con su dedo tembloroso tocó la sangre y la miro unos segundos - no es tu sangre - murmuró dándose cuenta de que era sangre puramente humana - ¡Qué fue lo que hiciste! - regaño con los ojos aguados mirándolo totalmente desmayado en sus brazos, no sabía que atrocidad había cometido ese mayor, pero se veía que no la había pasado bien

Tenía mucho miedo de tenerlo allí ya que alguien podría llegar en cualquier momento, o algún cuervo podía asomarse, por ello tenía que llevarlo a su habitación, con todas sus fuerzas tomo su chaleco y comenzó a arrastrarlo, akaza era sumamente pezado, pero por la sangre estaba resbaladizo, lo metió discretamente a su habitación y salió de ella para limpiar la sangre regada con el trapeador

Después de un rato regreso con una cubeta con agua y un paño limpio, cerró la puerta con seguro y suspiro acercandose al demonio con suma preocupación, se veía sumamente agotado, como sí hubiera descargado toda su frustración en los dueños de esa sangre, tenía que saber que era lo que había hecho akaza, subió la cabeza de akaza en sus piernas poniéndose a su lado y metió el paño limpio al agua para comenzar a pasarlo por las mejillas de akaza, su rostro era lo que más estaba bañado en sangre al igual que su pecho y estómago, como sí al comerse a sus víctimas las hubiera desangrado por mucho tiempo, eso le daba un poco de miedo

Rengoku and Rengoku حيث تعيش القصص. اكتشف الآن