Capítulo 17

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Él me miró con curiosidad, yo pasé saliva.

—¿Qué no sabes? —Eros pregunta.

Yo solo atinó a sonreír.

—No me hagas caso, es lo de las hormonas.

—Estoy bastante seguro que las hormonas no te hacen olvidar lo que ibas a decir.

Solté aire por la boca y me acomode frente a él.

—¿Conoces lo de "la zona de la amistad"? Cuando rechazas a alguien.

—Sí.

—Era un chiste de eso —dije jugando con mi uña, los nervios me ganaban.

Eros seguía mirando mi cara lo cual era raro, él optaba por mirar al rededor, siempre parecía inmerso en su mundo, pero ahora se sentía que me abría un espacio chiquito para estar con él.

Él seguía en silencio, y yo comenzaba a transpirar de más; llegó un momento donde separo mis manos, tomó mi mano derecha con su izquierda y viceversa, las acomodo encima de mis rodillas y quitó las manos.

—Eso no aplica con nosotros. Tú no me gustas, y yo no te gusto —Eros dijo de repente.

Se sintió como una punzada.

Algo dentó de mi le quería decir que tal vez él si me gustaba, que me alegraba el hecho de ser su "algo" ante los demás, que pensaran que yo iba ganando su estúpido juego.

Entonces me di cuenta que ni siquiera yo sabía que pensaba así. O solo no quería aceptarlo.
Me dolió en el ego saber que una parte de mi si disfrutaba la atención de ser cercana a la nueva sensación.

Sí, a una parte de mi le jodia el juego, lo superficial que era, y que no tomaba en cuenta el como se podía sentir Eros

Pero también me daba una sensación nueva ser vista por los demás, en algún modo me causaba satisfacción y sabía que eso no estaba bien.

Seguí callada, no quería arruinar la conversación por algo que se podía malinterpretar.

Suspire fuerte, y me levante.

—En fin, ¿estás listo para regresar al salón?

Eros negó ligeramente, y se mantuvo en su lugar, seguía regulando su respiración. Entonces me dedique a mirar en salón.

Sabía de antemano que el salón no tenía uso, pero le daban un buen mantenimiento, siempre he creído que es para justificar el presupuesto de la escuela.

Finalmente, Eros se levantó, acomodó su cabello y froto un poco su cara.

Instintivamente toque mi dedo, ese pequeño contacto me revolvía el estómago, mis mejillas comenzaron a calentarse, y antes de que él me viera, gire.

—Todo es salón esta muy limpio —comente pasando mi mano por una de las mesas.

Eros sorbio la nariz, y sacó un pedazo de papel de su pantalón para limpiarla.

—Es porqué mis padres pagan para que pueda venir aquí si llego a tener una crisis.

Abrí mi boca, sorprendida. Tiene sentido, usualmente se negaba a tomar cosas sucias, en su momento me pareció algo quisquilloso.

Ambos caminamos a la salida del salón. Eros espero a que saliera y luego fue detrás de mi.
Justo antes de entrar al salón, él me detuvo, tocando levemente mi hombro.

—Gracias por no burlarte.

Mi corazón se encogió, una mezcla de ternura, y lastima se hicieron presentes, me enojaba saber que algo básico lo hacía sentir agradecido.

AspergerWhere stories live. Discover now