Capítulo 15

467 34 4
                                    

Hizel

Tal vez seguía ansiosa por lo que creía que iba a pasar con Oswaldo.

O era que Eros nunca me había llamado por teléfono.

De cierto modo tener contacto con chicos o, había veces que con chicas... personas en general, me ponía bastante nerviosa. Aunque lo disimulo bien.

Seguía con leves escalofríos de cuando creí poder tener una cita.

Danna me hizo una expresión de sorpresa.

—Aja... Oh, sí... No te preocupes... Sí, ella está aquí.

Danna puso el altavoz y escuche a Eros.

—¿Hizel?

Temble un poco más.

Que bien se escucha su voz por teléfono. La mía se escucha como si estuviera congestionada. Algo muy raro.

—Am, sip. ¿Pasa algo?

—Hoy no nos despedimos. Siempre lo hacemos. Pero hoy no —su voz sonaba algo decepcionada, no mucho, era algo leve.

—Ah, era eso —De cierto modo me desilusione, esperaba algo más, no sabía que, pero lo esperaba— No importa, no te preocupes.

Él dudo algo, pero finalmente volvió a hablar.

—Oí qué no entendiste lo de química. Sí es cierto, te puedo explicar.

A decir verdad me convenía que me diera alguna clase particular; y de cierto modo sería bueno que Danna también estuviera ahí, y ambas podríamos entender los temas. Pero no sé si eso le molestaría a Eros.

Antes de responder doy una vuelta a una esquina y llegó a la casa de Danna.

—Claro, y de hecho, me encantaría —acepto recargando mi cabeza en el asiento, volteo a ver a Danna, haciéndole gestos le digo algo como "¿le digo si te puedes unir?"

Ella negó rápido con la cabeza, así que no insisto más.

—Bien. No se si te molestaría hacerlo mañana después de clases —Él preguntó.

Revise mi agenda mental y no recuerdo estar ocupada.

—Ok. No hay problema, ¿en la biblioteca? —pregunto, dando la opción.

—¿La biblioteca? —Eros pregunta, casi tan neutro que no se si le disgusta, o si acepto el lugar.

Danna me voltea a ver curiosa. Me encojo de hombros.

—¿Hay algo malo con eso, Eros? —le cuestionó preocupada, lo último que quiero es hacerlo sentir incómodo

—Es que —él soltó un suspiro, sonó algo dramático—... en la biblioteca a la hora de la salida siempre hay un grupo de chicas que participan en el pseudo juego que me dijiste. Siempre están ahí. Y no quiero pasar cerca, siempre se agrupan al rededor, y me molesta.

Asentí, la biblioteca no era una opción.

—Ok, ok. Lo entiendo. ¿Tienes alguna opción?

—Mi casa.

Oooouh.

Esas dos palabras me emocionaron más de lo que me gustaría admitir. ¿Yo? ¿En casa de Eros?

Se escuchaba casi como una broma. Una muy buena broma.

Me quede en silencio, mientras me incorporaba en el asiento, de nuevo. Me ponía nerviosa pensar en ir a su casa. En cambio, él ya había venido a la mía, no parece ser algo del otro mundo.

Danna se emociono igual que yo, ambas nos miramos emocionadas.

—Sí, sí, dile que sí —Danna me alentó. Luego me prepare mentalmente.

Me aclare la garganta, y presione mi mano en el asiento, intentando controlarme.

—Amm... sí, si no hay problema, ¿tus papás están de acuerdo?

Ay mierda, ¿por qué me tiembla tanto la voz?

—Sí, mis papás saben. ¿Tus papás te dejan ir? ¿Y por qué hablas así? ¿Te sientes mal? —Eros me lanzó las preguntas, me avergoncé cuando noto mi voz.

Me hundí en mi lugar y talle mi rostro.

Suspire antes de hablar.

—Mis papás sí me dejan, —intente sonar lo más neutra posible, Danna solo sonreía— y estoy bien, solo hace un poco de frío —me justifique. Mi amiga a un lado rió fuertemente ante mi excusa tan tonta.

—Pero, hay más de 28° —Eros contesto y yo solté un chillido.

—¡Ah, sí, claro! —respondí como si fuera obvio—Son solo... solo... ¡las hormonas! Te veo en un rato, digo, mañana. ¡Adiós!

Y colgué.

—Agh, no se me podía ocurrir otra cosa —me queje pegando la cabeza en el volante, sin querer sonó el claxon. Danna me sobo la espalda.—Danna —la llame.

—¿Si?

—No dejes que actúe tan tonta enfrente de él.

—¿No decías que no te importaba como te viera? Cuando recién llegó le diste un concierto privado —Ella me respondió con una sonrisita en los labios, y solo atine a sentir más pena conmigo misma. ¿Qué me pasaba?

Nunca me preocupo demasiado que pensaran, o dejaran de pensar de mi. Pero ahora, sólo pensar en qué le puedo parecer ridícula a Eros me pone incómoda, es como si de verdad quisiera parecerle la persona más interesante de la escuela.

Ah, ¿qué me pasa?

—Bueno —Danna alistó sus cosas y me miro—, gracias por traerme, y espero que se te baje el sonrojo —toque mis mejillas, estaban calientes—. Te veo mañana, te quiero.

—También te quiero.

Y salió del auto, ella entró a su casa y la despedí con la mano.

Luego volví a mi casa, cuando llegue mis papás estaban poniendo la mesa, nos sentamos a comer, y ya me sentía más calmada.

—Hizel —me llamo mi papá.

—Mande.

—¿Te sientes bien? Estas muy distraída.

—Sí, pa'. Todo bien —tomé un pedazo de carne de mi plato, lo metí a mi boca, luego de masticarlo lo pasé— Am, de hecho, les quería pedir permiso para ir a la casa de un amigo a estudiar mañana, después de la escuela.

Mi mamá me miró, y reconocí esa mirada.

—¿No puedo, verdad?

—Habíamos quedado de ir con tu tía.

Ah, carajo.

No me acordaba.

Ay no. Le confirme a Eros.

Deje caer mi cabeza en mis manos, maldiciendo por lo bajo.

AspergerWhere stories live. Discover now