— Sí. — sonrió con tristeza, decidiendo no decir el nombre de aquel rubio que la miraba desde el otro lado de la mesa. — Pero me rechazó.

— Entonces él no te merece. — hizo una mueca. — De seguro le gusta alguien más, eres linda y de buenos sentimientos; quien sea tu pareja se gana la lotería. Yo sería tu novio, pero no te veo de esa forma. — carraspeó con nervios ante la mirada de Yewoo. — S-Sin ofender.

— No me ofendiste. — río por lo bajo. — Yo tampoco te veo de esa manera, hermano.

Ni-ki estaba enamorado aún y Yewoo sabía perfectamente de quién.

Decir que no estaba decaída sería mentir

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Decir que no estaba decaída sería mentir. Estaba triste y con el corazón doliendo. Tenía ganas de que Ni-ki gustará de ella y que le abrazara, le diera un beso en la mejilla, las cosas que hacen los enamorados. Nunca pasaría, porque Ni-ki estaba enamorado de Soodam.

— ¿Estás bien? — Soobin se acercó cuando la chica dejó de trotar. Se veía tan perdida que el chico no dudó en acercarse, algo preocupado. — Te ves triste.

— Lo estoy. — contestó de prisa. Últimamente Yewoo había dejado de ser un poco tímida. Claro, aún habían acciones que le avergonzaban, pero también se sentía más segura y era menos cerrada a como era seis meses antes. Ella suspiró, pasando su mano por su despeinado cabello. — Lo siento, sunbae, haré de nuevo los díez minutos.

— No te preocupes. Si te sientes muy mal puedes retirarte, no importa ahora. — él se sonrió y Yewoo pensó en el por qué ella no le gustaba aquél chico, uno amable y no como Ni-ki: el cuál le hablaba mal antes. Yewoo negó. — Está bien, sigue los minutos que quedan.

Los minutos pasaban y  la práctica terminaba. Ni-ki, el cual pasaba por la cancha se acercó a la puerta observando únicamente a Yewoo, saltaba y hacía muecas raras tratando de aguantar. El rubio observó por una se las ventanas que el cielo estaba gris, iba a llover y Yewoo estaría sudada.

No tardó en ir a buscar un paraguas y un abrigo.

No tardó mucho en terminar la práctica, así que Yewoo se despidió con una pequeña sonrisa la cual todos sus compañeros le devolvieron. De repente sintió un escalofrío en sus brazos y espalda. Caminó por el pasillo, dándose cuenta que se estaba haciendo de noche. Usualmente los entrenamientos eran después de la escuela, salían a las cuatro de la tarde, así que ella salía por ahí de las seis.

Sintió el frío colarse por sus desnudos brazos. Bufó, para la próxima llevaría un abrigo. Pero nada más salió de la escuela y se soltó a llover. Mala suerte.

— No puede ser...— buscó su teléfono para poder llamarle a su padre para que la vaya a buscar, pero antes vió una sombra moverse delante de ella. Yewoo frunció el ceño al ver la cabellera rubia y el rostro del cuál estaba enamorada. — ¿Ni-ki?

Él al escuchar su nombre, giró su cabeza y vio a la pelinegra. Le miraba con ojos brillosos debido a la luna, pero había algo ahí, entre sus ojos cansados, ojeras apenas visibles y labios magullados y delgados, su nariz pequeña, mejillas casi inexistentes. Suspiró. Definitivamente se miraba linda.

— H-Hola... Tú... — inconscientemente se puso nervioso. Miró a todos lados menos a la chica frente a él, sus manos sudaron frío y para pasar desapercibido pasó la palma por su pantalón escolar.

— ¿Qué haces aquí? Es tarde.

— Estaba esperando a alguien... — susurró por lo bajo, fingiendo desinterés, pero no era así; él estaba esperando por ella. — Creo que ya se fué y está lloviendo, estás muy descubierta, toma.

Yewoo se quedó callada cuando sintió el abrigo del chico en su rostro. Su orgullo le dijo que no lo tomaste, pero no podía andar así en el frío mientras ella sudaba como puerco. Se lo colocó y como las mangas le quedaban algo largos, las jaló para taparse las manos.

— Gracias. — su corazón latió con fuerza al ver al japonés asentir con la cabeza y acercarse hasta ella.

El siguiente movimiento fue letal para ella, debía de ser ilegal cualquier movimiento que este chico diera: se acercó en demasía, la pelinegra podía sentir su respiración en su rostro, caía en sus labios y el mechón rubio acariciaba levemente su mejilla. Tragó saliva. Escuchó una risita nerviosa y después como él ocultaba su rostro en la capucha del abrigo.

Le había tapado el rostro para que ella no pudiera ver el sonrojo de Niki.

— Vamos a tu casa, está lloviendo.

— Está bien. — sonrió un poco, Yewoo se acercó a Ni-ki, hasta que su hombro tocó el suyo mientras caminaban debajo de la lluvia. — Mi mamá hizo las salchichas que siempre comen cuando van a casa.

— Me las comeré todas. — aseguró Niki con una sonrisa.

— ¡No puedes! ¡Son mías! — empujó el cuerpo del chico con su hombro, Ni-ki sintió cómo una gota caía en su hombro y fingió enojarse.

— Me mojaste.

— Perdón.

only you ↺ n. ni-ki.Where stories live. Discover now