The last time

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" Una última vez necesito ser quien te lleve a tu casa, solo una última vez me quedaré hasta que te duermas y después de eso, te dejaré ir."

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El sonido de la lluvia feroz que se estrellaba de lleno contra las cúpulas de cristal de los ventanales retocados de aquella habitación, hacía eco en las esquinas más recónditas donde no podía llegar el fulgor marfil de la lámpara desgastada de colores grises jugando a ser casi amarillentos, el constante chirrido de las ramas azotarse violentamente contra las paredes exteriores le daba un toque tétrico a aquella noche voraz, que en miles de gotas agresivas cubría el panorama, retratandolo triste, gris.

Susurros suaves y delicados eran apenas escuchados en la sala de estar de la residencia Uchiha, donde la primogénita del señor de la casa se veía acurrucada entre mantas cálidas de tonos suaves verdosos. El tintineo de las tazas de porcelana blanca y delicada también era un sonido constante dentro de las cuatro paredes llenas de retratos repletos de felices sonrisas y momentos importantes. La joven de cabellera oscura y brillante presencia, sostenía entre sus manos agujas largas y doradas mientras intentaba torpemente el cocer uno de los tantos puntos que se extendían por una de las largas varillas de metal dorado.

Sentada en uno de los sillones de terciopelo carmín y elegantes bordados, la señora de la casa observaba con gráfica atención a su hija, sorbiendo de vez en cuando el té rosa que se reflejaba de manera extravagante en aquella taza de pulcra porcelana blanca. Detalló con suma atención las expresiones de la chica frente a ella, con sus ojos verdes que quemaban en curiosidad, dio el último sorbo a su bebida y carraspeó en un intento de llamar la atención de la Uchiha menor.

La niña, al verse siendo el centro de atención de los extravagantes ojos de su madre se removió incómoda en su lugar, tratando de ocultar su timidez al ser observada de manera intensa por aquella mujer quien le había estado escudriñando con la mirada en un vago intento de adivinar el 'por qué' su buen humor.

-¿Me comentaras que es lo que te tiene tan feliz?- preguntó con una sonrisa maternal desbordando un poco lo que también se conocería como burla, las mejillas blanquecinas de la chica se vieron siendo levemente teñidas de un rosa tan suave que parecía imperceptible, carraspeo un poco incómoda de la situación a la cual su madre la había sometido y desvió la mirada hasta las llamas naranjas que danzaban frente a su mirada oscura.

- Solo encontré un nuevo regocijo en tejer, mamá.- Frunció los labios de manera infantil.- Hinata-San me enseñó lo básico, es relajante en cierta forma.

La pelirrosa arqueó una de sus delgadas cejas.

-¿Hinata? Es extraño que ella salga de la residencia Uzumaki ¿Has ido a visitarla?- Casi conteniendo la carcajada atorada en su garganta, decidió poner a prueba a su hija.- A menos que hayas ido a la residencia Hyuga, ella también se la pasa ahí a veces.

- De hecho, fue cuando Boruto me invitó a cenar a su ca...- Y entonces, se dio cuenta de las burlescas intenciones de su madre, un furioso sonrojo cubrió la totalidad de sus mejillas y en un acto de auto-reflejo frunció sus labios.- ¡Mamá! Ya te he dicho que no me gusta Boruto.

La Uchiha mayor rió libremente mientras sostenía de manera gracil la taza entre sus delgadas manos.

- Yo nunca insinué nada de eso, tu te delatas sólita, hija.-

- Cómo sea, yo... -

El estruendo de un inminente relámpago estremeció hasta lo profundo de sus huesos y cortó el dialogó con su madre en ese mismo instante, la luz de la lámpara se apagó de repente y lo que minutos antes había sido una estancia cómoda y cálida, ahora era una habitación cubierta en tinieblas a penas siendo coloreada por las llamas débiles de la chimenea. La fuerza con la que sus manos se aferraban a las agujas era un poco de más fuerte, jurando haber dejado marcada la figuras de sus dedos sobre el metal delgado y alargado.