En la intimidad

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Días 28 y 29: Nudo y Cuidados.

Nota: este capítulo contiene escenas sexuales.

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Con el sudor corriendo por su cuerpo y el cansancio amenazando, Ismael seguía esmerado en embestir a su omega. Bajo su tacto, su cálida piel llena de apretones se sentía como la seda. Veía como el menor se mordía el labio. Apenas abría los ojos, se sentía al borde de la locura por todo lo que habían hecho esa tarde. Sujetó su derecha y se acercó a besarlo con amor. Gael pasó su mano libre por su espalda y rodeó sus caderas con sus piernas.

Ismael en medio de su éxtasis terminó por morderle la boca hasta romperle un poco. El menor se quejó pero lo distrajo sentir su fuerte vaivén entre las piernas junto a la suave caricia de su lengua en su herida. Puso los ojos en blanco y buscó abrazarse bien. La dulce fragancia del mayor lo tenía tonto. Solo quería estar junto a su cuerpo complaciendo sus necesidades.

—Isma— le llamó al oído. En respuesta le dio un beso para clavarse bien profundo en su cuerpo. Gael soltó un gemido. —... Anúdame, por favor...— pidió con una sonrisa.

—¿Sí?— Ismael lo veía interesado. Levantó una ceja y se sonrió. —... ¿Por qué?— le acarició una mejilla.

El rubor en su cara se acentuó, Gael se mordió una uña sin quitarle los ojos de encima a los intensos rubíes de Ismael. Brillaban hermosamente.

—Me gusta cuando me acabas dentro...— admitió cerrando los ojos.

Ismael le dio una palmada en un cachete.

—Eres un pervertido...

Sujetó sus piernas, las separó bien y volvió a moverse con fuerza. Gael se aferró a las sábanas. Aquella imágen delante de sí mismo era la que lo acompañaba en sus fantasías. Ismael en cada momento así, se aseguraba de que su placer fuera primero. Cumplía sus fantasías conforme las iba descubriendo. Gael no podía pedirle más a ese hombre de cuerpo perfectamente hecho, con una mirada llena de pasión y manos igual de ágiles que sus caderas.

Gael se sintió sofocar en aquel instante que lo abrazaban por la espalda, ambos recostados a la cama. Ismael con sus labios presionados contra la piel de su hombro, inhalando la lavanda. Sentía al pequeño pelirrojo temblar a la par de sus espasmos. Se sujetaron de manos. Gael jadeaba, el nudo podía ser un poco molesto por la estrechez de sus entrañas... Pero tampoco iba a dejar pasar un buen orgasmo solo por eso, así esto no cumpliera con su instinto para tener cachorros.

La inflamación bajó, sintió a Ismael alejarse suyo para tomar la cajita de cartón de la mesita de noche. Sacó una toallita y se la extendió al joven quien le regaló una cálida sonrisa.

—Gracias— dijo para proceder a limpiarse.

—Ese estuvo bueno— la voz de Ismael denotaba gusto.

Un abrazo repentino lo sonrojó. Acarició su espalda baja para después tomarlo por el mentón y besarlo. Gael se quejó.

—Me rompiste— se señaló la línea roja que cruzaba su puchero a lo largo.

—Estaba concentrado— respondió apenado.

Cuando este alejó, lo sintió un poco pegajoso. Tuvo una idea.

—Gael, ¿me dejas mimarte?— el pelirrojo lo miró con atención.

—¿Cómo?

El rubio lo tomó en brazos y se dirigió al baño. Dónde le dio un relajante baño de agua tibia. Queriendo frotarle la espalda y el resto del cuerpo, terminó por hacerle cosquillas. Su risita era tan adorable que no se resistió a besarlo en toda la cara. Lo siguiente fue ayudarlo a lavarse el cabello. Gael tan inocente, no se dio cuenta de aquellos peinados tontos que le hacían con la espuma. Se encargó luego de secarlo, alborotando aún más sus rojos rizos. Le puso la ropa más cómoda que encontró en su clóset. Le dejó acostarse en la cama mientras veía Netflix, él luego se fue a la cocina para planear la cena más romántica en toda su relación.

Negociando con el Corazón || Original - #OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora