Capítulo 19

37 8 32
                                    

No. Yo no quería drogarme para superar todo por lo que estábamos pasando, de hecho, prefería sufrirlo. Las drogas no ayudaban, solo te anestesiaban, hacían que por un efímero momento no sintieras todo lo que estaba pasando a tu alrededor. Pero eso no cambiaba nada. Era como pintar de azul un cuadro amarillo. Por muy gruesa que la última capa fuera, por muy bonita que pareciera, o por mucho que se asemejara al cielo; No cambiaba que debajo suya la base fuera amarilla, y cuando lloviera, o tronara, esa primera capa desaparecería, dando lugar a lo que siempre había sido y siempre iba a ser: Un cuadro amarillo. 

—Y por eso, no deberíamos tomarnos el alcohol. —Acabé mi presentación frente a todos sobre porque Daimon estaba cometiendo una estupidez. Se quedaron callados, mirándome con fijeza, pensando en una respuesta adecuada. 

—La verdad es que tienes razón. —opinó Ella. Yo sonreí triunfante. 

—Pero no vamos a beber para olvidar. —se defendió Daimon—. Beberemos solo para divertirnos. No es tan malo. —Lo observé con ojos entrecerrados. Tenía razón en cierto aspecto. No obastante, aquello no era lo que me preocupaba. Mi verdadera preocupación en realidad era el temor a lo que podía pasar con dos asesinos bebidos, en la misma habitación que sus presas, también drogadas. Aquello no sería "una cacería" como habíamos estado diciendo Ella y yo durante las últimas semanas, aquello sería una encerrona, y ni siquiera eso, porque al menos en una encerrona hay una mínima posibilidad de huir. Posibilidad de la que nosotros carecíamos. Intenté transmitirle todo eso a Daimon con la mirada. Obviamente, no funcionó. No teníamos telepatía. Sin embargo, pareció que Silvain si lo captó. Permanecía atento a cada uno de mis movimientos, como si fuera yo a la que debiera temer, que no a él. 

—Creo que Jane a secas tiene razón. —contestó—. No deberíamos hacerlo por ahora, podría ser peligroso. Cualquier cosa podría pillarnos desprevenidos. 

—Joder, Silvain. —exclamó Janette—. No seas aguafiestas, no te pongas de su parte. C'est stupide. 

Je ne prends pas son parti. —contestó con una voz gélida—. Mais elle a raison. Ce serait stupide de l'ignorer. 

—Bueno, bueno. —expresó John, despreocupado—. Tanto español no, que me agobio. 

 —Dice que Jane tiene razón, y que sería estúpido ignorarla. —tradujo Camile. 

 —¡Bien por fin algo de sentido común! —solté con una sonrisa. 

—¡Venga ya! —exclamó Daimon—. Aún no has ganado, Gritona, aún no.  —Iba a contraatacarle con algún sarcasmo, porque se equivocaba, yo sí había ganado, pero inesperadamente algo cayó fuera del acogedor salón, produciendo un golpe seco al estamparse contra el suelo. Nos quedamos callados, expectantes a un futuro incierto que nuestra mente llenaba de posibilidades. Mi cuerpo se quedó paralizado, expectante. 

—Habrá sido el aire. —le quité importancia, intentando ocultar los nervios. 

—Pues vaya la fuerza del aire. —ironizó John. 

—Sí, ¿verdad? 

Decidí volver a la discusión sobre el porqué no debíamos emborracharnos, intentando convencerles y darles a entender que aquello solo podía ser un error, tanto como una estupidez, cuando otro golpe seco retumbó en el hotel, desafiando al anterior. Era como si el que lo hubiera causado lo hubiera hecho a propósito, y al ver que no nos habíamos inmutado a la primera, hubiera decidido vencerlo con un segundo.

—¿Alguien más sabe de este lugar? —preguntó Ella arrinconada contra mí y yo contra ella, como si eso nos protegiera de cualquier peligro. 

INSOMNIA ©जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें