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— ¿Estarás bien? — Pauline me preguntó, poniéndose la chaqueta mientras Liv agarraba sus llaves.

— Sí. Además, Fred vendrá un poco — respondí, mirando el reloj que colgaba de la pared. Habían sido invitadas a cenar con los compañeros de la universidad muggle de Pauline y, aunque al principio habían intentado rechazar la invitación alegando que tenían que cuidarme, les convencí de que cambiaran de opinión. No quería que se perdieran la diversión por mi culpa, especialmente cuando me sentía mucho mejor y ya podía moverme por mi cuenta. Además, si no confiaban en que me quedara sola en casa, ¿cómo volvería al campo la semana que viene?

— Estaremos de vuelta en casa a la medianoche — Liv me sonrió. — Oh, y recuerda que la semana que viene vienen Bill Weasley y Fleur de visita. Fleur quiere conocerte, y tiene algunas cosas de las que hablar sobre la boda con Lin.

— Tomaros vuestro tiempo — murmuré, sonriendo. — Puede que intente recompensar a Freddie por lo mucho que me ha estado cuidando...

— Asegúrate de que no se corra en mi sofá, no quiero a sus bebés en mi cuero — advirtió Liv señalándome. Me ahogué con el zumo que estaba bebiendo y Pauline jadeó, tratando de contener la risa.

— ¡Chérie!

— ¡Iros ya! — logré decir, todavía tosiendo. Ambas rieron disimuladamente y cuando estaban a punto de poner un pie fuera del piso, Fred apareció en la puerta.

— Buenas noches, señoritas. ¿Saliendo a una cita? — sonrió, entrando al lugar. Cuando me vio aún tosiendo, frunció el ceño sin borrar su sonrisa.

— Más o menos, en realidad vamos a salir a cenar con algunos amigos — respondió Pauline, entrelazando su mano con la de Liv.

— Antes de nada, ¿qué le has hecho a Lilith, Olivia? — Preguntó, arqueando una de sus cejas, interesado.

— ¡No he sido yo, han sido los Nargles! — dijo, ya bajando las escaleras.

— ¡Claro, Lovegood! — Fred se rió entre dientes, sarcástico mientras movía su varita para cerrar la puerta.

Los ojos del pelirrojo finalmente se enfocaron en mí, removiendo cada parte de mi interior. Era increíblemente guapo; su cabello pelirrojo lucía desordenadamente impecable, dándole una mirada casual pero salvaje al mismo tiempo, su mirada brillaba con su típico brillo travieso, llevaba uno de sus muchos trajes que envolvían su esbelto cuerpo locamente bien, los pequeños lunares y pecas en su rostro parecían pequeñas estrellas y galaxias esparcidas y pintadas por toda su piel.
Joder, lo deseaba. Lo deseaba tanto.

— Buenas noches, Freddie — le sonreí, jugando un poco con uno de mis rizos.

— Hola guapa — caminó hacia mí, sentándose a mi lado en el sofá. Rápidamente puse mis piernas sobre las suyas y él inmediatamente comenzó a acariciarlas, enviando temblores por todo mi cuerpo ante la única sensación de sus manos tocando mi piel desnuda. ¿Desde cuándo lo necesitaba tanto?

— ¿Día difícil en el trabajo?

Se encogió de hombros, recostándose en el sofá, abriendo las piernas y usando su brazo como almohada, exponiendo su cuello y su perfil divino. Mierda, ¿estoy babeando demasiado?

— Soportable. ¿Qué hay de ti? ¿Aburrida sin mí?

— La verdad es que no demasiado, he tenido la compañía de Tonks.

— Eso es bueno, ¿qué película vemos? — murmuró mientras suspiraba haciendo que su voz sonara ronca, profunda y ligeramente sensual. Respira, Lilith, respira.

WICKED HATE | FRED WEASLEY (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora