8. El comité.

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—¡Alex Leoné!

La voz de Ian retumbó en sus oídos, y en el pequeño pasillo en el que estaba parado.

La comían los nervios, estaba mordiendo sus uñas y las manos le temblaban, sus piernas estaba sudorosas al igual que su espalda y todo su cuerpo. No quería entrar, desde que despertó esa mañana tenía un mal presentimiento de lo que iba a pasar, no estaba en condiciones de armarse de valor, pero tenía que hacerlo, tenía que saber entrar a la habitación donde todos estarían mirándola como un don nadie y hablarían de ella.

Y así lo hizo, entró.

La puerta dio un golpe cuando entró, y al dar la vuelta no pudo evitar las miradas feroces frente a ella, se sentía vulnerable, fuera de lugar, como si algo en su mente le dijera que saliera de ahí y volviera a su época con su madre.

—Alex Leoné, espero que puedas escuchar atentamente. La opinión del comité es lo más parecido que tenemos en soberanía en este momento en la ciudad subterránea, por lo que todo aquel que desee entrar a la base tendrá que pasar por este lugar, no eres la primera y tampoco serás la última.

La voz de Ian le parecía aburrida, áspera y tenía un tono burlesco, junto con unos ojos que no dejaban de mirarla como una presa, como si se estuviera burlando de ella en todo momento, quería salir corriendo.

Al mirar a los demás no pudo evitar mirar los ojos de cada uno, cafés con pequeños tonos rojos que distaban frialdad, no la miraban con lástima; la miraban con hambre. Al final del círculo de gente se encontraba James, quien tenía en sus manos un cuaderno plateado y de vez en cuando levantaba la mirada, viendo a Alex quien estaba en el centro.

—Empezamos con el veredicto, señores. Alex Leoné tiene veinte años, viene del pasado con una máquina que creo ella misma robando partículas de su escuela, las cuales uso para venir aquí, no tiene experiencia viajando y dentro de su sistema encontramos un edema pulmonar que la hace cero por ciento compatible en peleas físicas y psicológicas. Fue entrenada por James Dubois, nuestro maestro de combate a mano limpia, en lo cual el anterior mencionado comentó que destaca en rapidez aunque no tenga fuerza, y tuvo un test psicológico por Clarisse, en el cual comentó que al llegar aquí su primer pensamiento fue que todo estaba limpio. —Todos rieron. —En el examen psicológico fue puesta a prueba por Clarisse con un Decinis, el cual solo se acercó a ella y Alex Leoné tuvo un ataque de pánico. Fue llevada hacia la sala de recuperación donde tuvo una conversación con la doctora Hood quien le informó de su Adema pulmonar, el cual fue causado por el viaje en el tiempo, sin algún medicamento para solucionarlo y dentro de su ficha clínica omitía algún tipo de reposo, por lo cual puede pelear, pero la doctora Hood informó que solo hasta que se sienta cansada, así que tenerlo con nosotros, en mi opinión, no es de gran ayuda en combate. También fue llevada con los Outicos, los cuales dicen que es de gran ayuda, pero en su corto lapso de tiempo no hizo nada más que hablar y no creo nada de ayuda hacia la ciudad, les explico cómo viajo y dio algunas pruebas de las partículas mezcladas, creo que no es necesario aquí. Discutamos.

Alex sintió un nudo en su garganta, quería vomitar, quería correr; quería escapar. Pero no podía hacerlo, no después de saber que en el futuro no sería capaz de crear una máquina para devolverla a su tiempo.

—De acuerdo con el presidente.

Comenzó a hablar un hombre quien tenía la barba tan blanca como la nieve.

—De acuerdo con el presidente.

Y entonces todo fue un caos, todos comenzaron a hablar a la vez, discutiendo los temas a convenir de cada uno. James por su parte estaba en silencio, mirando un punto en blanco mientras que mordía el lápiz en su mano.

Fuera del tiempo (Ciudad subterranea)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora