[ 𝟸 ]

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(( Santa Claus ))

Era un hermoso día soleado en Hurricane, solía estar tan pero tan precioso que los cuatro jóvenes prefirieron pasar el día encerrados en su casa del árbol a la cuál llamaban "madriguera".

Desde que se reunieron no habían hecho nada más que saludarse y ponerse a ver sus redes sociales a través de sus celulares, en fin cada quién en su mundo.

—Oigan, ¿a ustedes que les va a traer Santa Claus?. —Carl los hizo salir de su mundo para empezar a tener un tema de conversación; se le había ocurrido la idea por qué una tipa tetona qué tenía agregada en el Face subió una foto vestida de Santa Claus pero de una manera provocativa.—

—A mi lo único que me va a dar Santa Claus es una madriza por haber sacado una mala nota en química. —Respondió Michael guardando su celular en el bolsillo de su pantalón.—

—Yo quiero qué me traiga una novia.

—Yo una moto. ¿Tú qué quieres, Carl?.

—Quiero que por favor me borré la memoria y así poder disfrutar navidad nuevamente sin saber que Santa son mis papás.

—A la verga, ¿ustedes cómo lo supieron?. —Preguntó Jeremy, del tiempo que llevaban siendo amigos nunca hablaron a detalle sobre cómo su infancia valió mierda por una triste verdad.—

—Mis padres creyeron que era un bobo, pero... no. —Sam comenzó a hablar. —Curiosamente días antes de Navidad mis padres iban al Walmart y como no tenían con quién dejarme me llevaban con ellos, siempre que entrabamos a la tienda me mandaban a perderme por ahí, me la pasaba viendo todo en el supermercado hasta que llegaba al área de juguetes y los veía ahí hablando sobre cuál sería mejor, pero cómo no querían que me viera me iba a esconder. Bueno, un día tuve la mala suerte de ver cómo echaban al carrito las autopistas de Hot-Wheels que les dije que le iba a pedir a Santa, y esas autopistas amanecieron bajo el árbol la mañana de navidad. Fue ahí cuándo todo se fue a la mierda, tenía cinco años.

—No mames, qué pendejos tus padres por llevarte al Walmart, JAJAJAJA. —Michael se empezó a reír, y recibió un putazo del moreno para que se callara.—

—Pues ahí me ven a mi, a Carl chikito sin poder dormir una noche de navidad por la emoción de que iba a recibir nuevos regalos; escuché ruidos en la sala y me levanté de la cama para según yo, ir a ver a Santa y darle un abrazo. Fui lo más sigiloso posible, bajé a la sala y al encender las luces encontré a mi papá acomodando las cajas de regalo, ambos estuvimos varios segundos viéndonos el uno al otro, hasta que exclamó "¡Mira lo que te trajo Santa Claus", y cómo pendejo, fui corriendo con los brazos en alto a ver mis juguetes. Según el estaba viéndolos para ver si no eran peligrosos. Dos años después lo pensé mejor y me di cuenta de que su mentira fue estúpida. En ese entonces tenía siete años.

—Pobre Don, se cagó para adentro. —Dijo Jeremy imaginando la expresión del señor Jhonson.—

—Yo cuando era pequeño quería una de esas fábricas de chocolate de mi alegría para vender chocolates y obtener dinero. Se la pedí a Santa, no me la trajo y al siguiente año a sus galletas les puse un laxante cómo venganza. Al día siguiente cuando iba a bajar a ver mis regalos, escuché a William cagando a más no poder en el baño, según mamá estaba ahí dentro desde la madrugada. Todo cobró sentido ese día.

—...Bueno, el papá de Mike si se cagó para afuera.

—¿Y tú Jeremy?, ¿cómo supiste que Santa Claus no es más que un invento del gobierno para que te portes bien?. —Carl le preguntó curioso, esperando escuchar una buena historia.—

—Bueno... yo siempre lo supe.

—¡¿Qué?!. —Los tres voltearon a verlo sorprendidos.—

—¿Qué esperaban?, soy hiperactivo cuando estoy emocionado y siempre veía a mis padres hacer sus rondas nocturnas. Jamás les dije nada por qué quería que me siguieran trayendo regalos. Además de que siempre encontré cosas muy ilogicas, siempre me cuestionaba por qué a los niños ricones les traían muchos juguetes y a los más pobres casi nada.

—Que verga, yo nunca me cuestione eso- —Dijo Sam.—

—Y pues, el que dijeran que un tipo barbon veía todo lo que hacías me parecía perturbador... Pero en fin, tengo una anécdota de cuándo me porté mal y mi regalo fue una cagada.

—Cuenta chisme. —Michael se puso más atento que antes.—

—Bueno, pues... Un día mi abuela hizo tortas de chorizo para comer, y le dije que yo no quería por qué de a huevo quería pizza, ella me aplicó la de "pues si no quiere no trague", y eso hice. La rete tanto que me dijo que si tanta hambre tenía mejor me comiera un pedazo de cartón, y pas, que me comí un cartón y fui la burla de la familia por un buen tiempo. Por mero berrinche deje de comer lo que mi abuela preparaba, y cuándo llegó navidad, bajó el árbol en vez de encontrar juguetes, encontré un pedazo de cartón en forma de torta que tenía encima una nota qué decía "ya come pendejo". Cuando volví a entrar a clases tuve que pararme a decir que fui el único estúpido que no recibió juguetes, sino, una torta de cartón, y desde ese entonces en la primaria me conocían cómo "el tortas".

Los otros tres chicos al escuchar tremenda anécdota quedaron ._.XD

—Oye Jeremy, en mi casa tengo varias cajas de cartón, ¿no quieres ir a comertelas?. —Dijo Carl en un tono burlón.—

—Chingas a toda tu reputisima madre pendejo.

- ̗̀ •꒰ LA MASTURBANDA ꒱•  ̖́-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora