Tu voz #1

Capítulo 21

Esa misma noche, decidí dormir con él, insistió e insistió en que no debería, pero sabe perfectamente que nunca he hecho nada de lo que me ha pedido. Me despierto sintiéndome incómoda, dormir aquí es horrible, le miro y es como si no estuviera esposado ni en el frío suelo, duerme plácidamente como si estuviera en la cama más cómoda del mundo.

Quizás si me fuera ahora y volviera antes de que despierte no se notaría y en el peor de los casos le digo que he ido a pedir el desayuno. Vuelvo a mirarle y mi interior sabe que no sería justo, él está haciendo un esfuerzo estando de esta manera y yo ni siquiera puedo soportar dormir en el suelo esta noche.

Aunque pensándolo bien, desde que llegué aquí me lo ha hecho pasar bastante mal y me ha tratado igual de mal. Hago el amago de ponerme de pie, pero me detengo.

Esas cosas quedaron en el pasado, si quiero estar bien, debería dejar estas cosas atrás. Aunque hasta hace poco prácticamente intentó forzarme

Aunque no era el del todo, pero es una parte de él.

Respolo con frustración. Me duele la espalda a horrores y en estas condiciones no puedo pensar en qué hacer. Lo mejor será dormir en la cama.

Cuando estoy de pie algo dentro de mi me detiene. Diablos.

Vuelvo a sentarme. Apoyando mi cabeza en sus muslos. Al menos que colabore en algo.

Siento un murmuro cerca de mi lo que provoca que me despierte y como era de esperar mi espalda grita por ayuda, tengo sueño por no poder dormir bien y todo eso provoca que me despierte de mal humor.

— Buenos días— murmura con la voz ronca— ¿cómo has dormido?— le dedico la peor mirada que puedo— ya veo que mal— se ríe y sinceramente no veo la gracia. Al ver que solo me limito a mirarle mal vuelve a reír— yo te lo dije— dice burlón— no me quisiste hacer caso y ahí tienes las consecuencias.

Sin decir una palabra me pongo en pie como puedo y salgo de ahí, continúa hablando, pero ni siquiera quiero escucharlo. Es un idiota insensible e incapaz de empatizar con los demás. Tendría que haberme ido a dormir a una cama y eso es justamente lo que hago. Suelto un pequeño gemido cuando mi espalda toca el suave colchón.

Primera y última vez.

Una vez he descansado lo suficiente me levanto aún sintiendo molestias en mi espalda, pero no tan fuertes como cuando me levanté. Bajo las escaleras hacia la cocina. Hoy, pienso disfrutar del día con tranquilidad y con la libertad que necesito.

Una vez termino de comer bajo a darle la de Logan, este está moviendo su cuello de un lado para otro. Así que no es inmune después de todo.

— Tu comida— interrumpo su sesión de ejercicio. Me agacho y este come en silencio.

— ¿Ya estás mejor?— dice entre bocados— no sé por qué te enfadas conmigo, yo no tengo la culpa.

Ignorando su comentario le sigo dando de comer, lo cierto es que no tengo ganas de aguantarlo ahora mismo. Una vez ha terminado me levanto dispuesta a irme.

— Donde vas— la exigencia en su voz me pone de aun mas mal humor

— Voy a pasar un día esplendido, tranquilo y sobre todo sin tener que escucharte— cuando le observo veo que mis palabras le han molestado— hoy es mi día— le sonrío con suficiencia— y no estás tú para impedírmelo— Le doy la espalda saliendo del lugar.