III

2.6K 280 119
                                    

La mañana estuvo ajetreada.

Mientras Lena estaba desaparecida por el trabajo, Kelly y Alex se encargaron de madrugar para que Esme no tuviera que trasnochar y fueron a desayunar con Kara, Nia, Brainy y J'onn para hablar del día de hoy. Tuvieron que regañar al coluan un par de veces porque casi mete la pata cuando le dijo a Esme que de dónde había sacado eso de que Kara conocía a Santa Claus, que no comprendía nada de lo que estaban diciendo. Todavía le costaba captar las indirectas en las conversaciones.

Después de comer, nada más despedirse de Brainy, Nia y J'onn que tenían otras tareas que hacer, las chicas se dirigieron al centro comercial. 

Los primeros minutos se encargaron de esquivar y evitar contacto con los ansiosos que querían llegar a Supergirl. Después, la seguridad aumentó con sanciones haciendo que Kara finalmente respirase de alivio cuando se alejaron y finalmente pidió perdón a la pequeña familia por el inconveniente. Aunque no se lo tomaron a mal y agitaron la mano con desdén, recordando que no era la primera vez ni sería la última.

Habían empezado hacer algunas compras sin Lena. La bruja avisó por llamada, pidiendo disculpas porque todavía le quedaba trabajo por hacer. Kara hizo una mueca después de colgar; la pelinegra no descansaba ni cuando se acercaban las festividades. Pero luego recordó que ella le prometió que, si hacía el trabajo ahora, se despreocuparía de la empresa y esta noche escondería el móvil para que no le molestaran. Y obviamente la kryptoniana no se quejó, aceptando el trato.

Las chicas fueron a comprar algunos caramelos, golosinas y galletas navideñas en forma de muñeco de nieve o renos. Eso iban a ser los supuestos regalos que Santa Claus había encargado para esta noche cuando Kara le enseñó la lista de nombres de los niños inventados a Esme. Algo simple, pero efectivo, porque la pequeña se empeñó comprar las mejores cajas y bolsas. Todos sabían que, al final, esa comida iba a acabar en el estómago de la kryptoniana.

—Oye, Kara, ¿puedes pagar tú? —preguntó Alex asomándose por su costado y su hermana arqueó una ceja, interrogante—. Voy a acompañar a Kelly al baño —susurró—. Como no hemos parado, ha estado aguantando. Pero no puede más.

—Oh, de acuerdo.

—¿Te encargas de Esme? —cuestionó mirando a la pequeña que estaba mirando algunos dulces.

—Por supuesto —respondió la rubia levantando el pulgar.

—Gracias. Nos vemos fuera —señaló la puerta de cristal y Kara asintió con la cabeza.

Nada más se fueron, la heroína se juntó con la pequeña. Le explicó la desaparición de sus madres y ella asintió, comprendiendo. La kryptoniana casi se echó a reír porque parecía que le daba igual; si Esme tiene muchos dulces delante suya se olvida de quienes son Alex y Kelly. O cualquiera en realidad. No iban a apostar de quien había heredado eso.

Después de unos largos minutos, habían cogido todo lo necesario para llenar la lista, no quedándose ni uno fuera. Esme aplaudió contenta al lograrlo, eufórica de que llegase la noche para repartir los regalos, y la kryptoniana le sonrió tiernamente, aunque a veces se sentía culpable porque sabía el desenlace.

Cuando fueron a pagar, Kara se detuvo en la cola para coger una caja de bombones. Ya le había comprado el regalo a Lena, pero quiso adornarlo con este detalle. Además, recordó que le pidió chocolate para que no se gastara tanto en ella, aunque la rubia siempre hacía lo que le daba la gana. Lo había aprendido de ella, de hecho.

—Tía Kara —llamó la pequeña su atención y la heroína la miró, preguntando no verbalmente qué pasaba—. ¿No habíamos comprado ya todos los dulces para los niños?

Mi mejor regalo eres tú, Santa Claus  | Supercorp AU NavideñoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant