Capítulo 7:

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Otro punto de vista:
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Veracruz desde pequeño sabía identificar las intenciones de las personas hacia él o las personas que lo rodeaban, pero cuando se trataba de Oaxaca las cosas eran completamente diferente.

Cuando era considerado un niño siempre sintió curiosidad por el primogénito de Zapoteca y Mixteca, dos poderosas mujeres, con quienes convivio un par de veces que no fueron necesarias para darse cuenta que ellas eran realmente dignas de admiración y respeto, no solo eso, también poseían una gran belleza e inteligencia.

Todo lo que un persona buscaría en una mujer.

Aunque ambas no se llevaban tan bien, al menos se soportaban.

El día que conocío a Oaxaca sus ojos claros se abrieron como platos, Oaxaca era diferente a sus madres.

En esos tiempos era muy joven, no era tan alto, media uno cuarenta, lo cual era apto para la edad que aparentaba, su rostro, le pareció muy lindo, igual que su cabello, tenía un estilo único, era largo, quizá demasiado, se notaba que era lacio de nacimiento pero debido a las trenzas peinadas en el comenzaba a volverse ondulado por no decir que aparentaba ser chino.

Cuando habló con él por primera vez sintió que se podía perder en esa linda voz al igual que en sus ojos.

Debía admitir que le gustó desde el principio, solo que el sentimiento de amor creció al pasar de los años llegando a sus sentimientos actuales.

Claro, debía mencionar algo, no paso más de quinientos años sin estar en una relación, de hecho tubo más de diez en su larga vida, de las cuales a todas las personas implicadas logro tomarles cariño, solo que el amor que tenía hacia Oaxaca era diferente de lo que alguna vez sintió hacia otra persona.

Veracruz se preguntó muchas veces si se encontraba confundido, era probable que su ilusión del primer encuentro aún siguiera en su mente y cuerpo a pesar de a ver muerto un par de veces. Sin embargo el día que comenzó a convivir más con Oaxaca se dio cuenta de que esto está completamente falso, amaba a Oaxaca, se había enamorado de él.

La única duda que permanecía pendiente en su cabeza era si ese sentimiento era unilateral o correspondido.

Oaxaca lo confundía con sus acciones y palabras, a veces sentía que sus sentimientos eran correspondidos y otras que no, como si Oaxaca jugará con él, más sabía que el, a pesar de ser un hijo de... Jamás jugaría con los sentimientos de una persona, sus madres le enseñaron sobre los valores y respeto.

También debía mencionar algo más. Oaxaca había comenzado a actuar extraño.

Cómo si de la nada se hubiera vuelto... Estúpido.
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Sabía que no debía hacerlo pero cada salida que tenía con Oaxaca se lo tomaba como una cita. Al igual, sabía que se había vuelto un mentiroso.

El día que ambos se encontraron en el centro comercial le había pagado una buena cantidad de dinero a cierta persona para que moviera las cosas y logrará estar con la persona de la que gustaba, se arrepentía pero en el fondo sentía que fue muy buena desición.

Su resultado fue un día de compras agradable a lado de Oaxaca, ¿si ellos fueran pareja, todos los días de compra serían igual?, Ese pensamiento no podía evitar rondar su mente.

Cuando se quedaron observando las flores, tuvo otra sensación.

Oaxaca se había perdido en sus pensamientos y se veía realmente hermoso.

Así que, compró las flores en secreto y se las regaló, sabía del significado oculto en ellas, también sabía que Oaxaca debía conocerlo, por eso dudo un poco antes de regalarlas, sin embargo se dio cuenta que Oaxaca ignoraba el significado.

— Veracruz — llamó Tabasco a su lado, sacándolo de sy aturdimiento —

— ¿Que pasa? — preguntó aún distraído —

— ¿En qué piensas? Te he visto muy perdido en tus pensamientos recientemente — Tabasco frunció el ceño, tenía un presentimiento que no sabía si era bueno o no.

— Sobre eso... No es nada — contestó, manteniendo la duda en el rostro de Tabasco —

— Déjame adivinar... — Tabasco lo pensó por unos segundos antes de hablar — Estás pensando en una persona — el rostro de Veracruz palidecio ¡Demonios, lo había descubierto! —

— ¿Cómo... —

— Eso no es lo importante — prosiguió — ¿Cuál es tu inquietud hacia él? — preguntó volviendo a dejar pendejo a Veracruz.

— No estoy seguro — se atrevió a hablar —

— Si te gusta, ¿Por qué no se lo dices? —

— lo dices como si fuera tan fácil — suspiro rendido —

— No entiendo que te impide hablar con él de lo que sientes — admitió, el mismo cuando se confesó no había pasado por ese proceso de ansiedad... Aunque se debía a la manera rápida en la que lo dijo, sentía que si pensaba demás terminaría como Veracruz, por suerte las cosas no fueron así y ahora está felizmente en pareja —

— Tampoco lo se, solo... Si el llegará a rechazarme sería horrible, no me imagino una vida sin tenerlo como pareja — suspiró, en su cabeza siempre estaba presente la opción de ser rechazado, jamás que sería aceptado —

— ¿Y porque estás tan seguro? Apuesto lo que sea a qué él siente lo mismo que tú — era obvio que sabía a quién se refería, quería golpear a ambos —

— ¿Cómo puedes saberlo? — Veracruz ignoro el hecho de que Tabasco parecía saber a quien se refería.

— Eso es muy fácil, solo hay que ver sus acciones, si comparas como se comporta con los demás a como se comporta contigo, hay otras formas, pero algunas son demasiado difíciles — respondió con sinceridad.

Tratar con problemas amorosos era terrible, un dolor de cabeza, pero si era por Veracruz, pondría toda la paciencia que no tenía en qué se diera cuenta de los verdaderos sentimientos de Oaxaca.

Veracruz pareció pensarlo por muchos rato, un brillo se esperanza apareció en sus ojos verdes.

Genial, un avance.

ᵃⁿᵈᵃʳ ᶜᵒⁿᵐⁱᵍᵒ - ᵛᵉʳᵃᵒᵃˣ - Where stories live. Discover now