16. Gruñido.

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—¡Wei Ying!

Lan Zhan siempre había sido un hombre que los demás consideraban valiente y asombroso. El orgullo de Gusu Lan junto a su hermano mayor; los dos Hermanos Jades.

Valiente y asombroso, un hombre justo y honesto que reconocía la verdad en cuanto la veía. Destinado a ser un hombre que lograría cosas increíbles para el mundo del cultivo. Incluso muchos decían que alcanzaría la inmortalidad si seguía cultivándose de la manera en la que lo hacía.

Pero, ahora, el gran Lan Wangji de Gusu Lan no era más que un hombre con miedo. Consumido por el terror, horrorizado incluso. Estaba totalmente espantado viendo al amor de su vida ser tragado por el resentimiento.

Su grito fue ahogado por el poder del Amuleto del Tigre Estigio. Los cadáveres a su alrededor se levantaron y siguieron con su ataque hacia los tres mil cultivadores que se reunieron en la Ciudad Sin Noche para esparcir las cenizas de los restos del Clan Wen.

Su Wei Ying se elevó por los cielos siendo atrapado por la tormenta de energía resentida. El aire levantaba pequeñas partículas de polvo que los lastimaba al chocar con su rostro. Se cubrió como pudo con uno de sus brazos, su vista nunca apartándose del cuerpo en el cielo.

Su corazón pudo detenerse cuando vio ese mismo cuerpo comenzar a caer a toda velocidad. El sentimiento de absoluto terror lo llevó a lanzarse hacia él para atraparlo en el aire. Su pobre y preocupado corazón encontró algo de alivio de saber que su hermoso omega ya estaba en sus brazos, donde no permitiría que nada le pasara.

—¡Wangji! —gritó Lan Xichen cuando se dio cuenta de la figura blanca escapando del caos con el cuerpo de Wei Wuxian en brazos.

Lan Zhan no se iba a detener, ni siquiera por su hermano. Él solo tenía en su mente el proteger a su omega, e huir de allí solo era el inicio.

Subido en Bichen, el alfa voló por los cielos alejándose cada vez más del lugar donde comenzaba a oler a sangre. El omega entre sus brazos se removió en un incontrolable temblor, sudaba frío y se podía sentir que no estaba bien. Su olor estaba amargándose, las frutas rojas se estaban pudriendo. Algo andaba mal.

El alfa lo acarició con preocupación.

—Wei Ying... —susurró. Su propia energía espiritual se estaba viendo afectada por el sobre esfuerzo. Su amor por el hombre que sostenía con fervor fue su motor para seguir adelante.

Inevitablemente, su cuerpo le pidió un descanso. Le exigió detenerse para poder descansar. Encontró una cueva, bajando con cuidado, cargó a su precioso Wei Ying hasta allí.

Con sus latidos golpeteando fuertemente contra su pecho, Lan Zhan recostó a Wei Ying contra una roca. Tomó de inmediato su muñeca y comenzó a transferir energía espiritual para tratar de estabilizar al omega.

Los párpados de Wei Wuxian se movieron después de unos minutos, sentía algo cálido correr por su cuerpo. Donde solo había habido frío, ahora corría algo caliente. La sensación era conocida. Era energía espiritual.

Pero, ¿quién podría estar pasándole eso? ¿A él?

Sus ojos intentaron abrirse, mas se sentían pesados. Lo intentó de nuevo sin éxito, hasta que sintió una mano sobre su frente sudorosa.

Lan Zhan, era el tacto de Lan Zhan, era su olor.

¿Qué...? ¿Por qué estaba allí? ¿Por qué lo estaba ayudando?

Su último recuerdo le vino a la mente, su shijie...

¡Su shijie! Todo era su culpa, debió haberla escuchado, debió hacerle caso cuando ella le pidió que parara. ¡Él lo intentó! ¡De verdad que lo intentó, pero no hicieron caso!

Omegacember |Wangxian| 2021Where stories live. Discover now