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Peter y Miráz volvieron a pelear

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Peter y Miráz volvieron a pelear. El rubio atacaba con rapidez, haciendo que el hombre se debilitara. Pero cuando se distrajo, Miráz tomó su espada y se quedó totalmente desarmado. Siguieron peleando así, mantenía mi mano en la espada por si se les ocurría atacar. Pevensie finalmente logró hacer que Miráz cayera.

-¡Un respiro! ¡Un respiro!- suplicó el hombre, en el suelo.

-¡No es momento de ser caballeroso, Peter!- gritó Edmund a mi lado.

Cuando Peter volteó, Miráz aprovechó a tomar su espada y atacarle por atrás, como el cobarde que era.

-¡Cuidado!- grité.

El logró esquivarlo y encajó su espada, haciéndolo caer. El chico se quedó parado mirándolo fijamente.

-¿Qué pasa, muchacho? ¿Demasiado cobarde para quitar una vida?- Dijo, con la respiración agitada.

-No me corresponde quitársela- Peter le extendió su espada a Caspian.

Este la tomó, caminó hacia su tío, mientras todos tenían su mirada en el.

-Tal vez estaba mal, quizá si tienes madera de rey Telmarino- El rey estaba claramente manipulándolo.

El castaño, encajó la espada en las piedras.

-No uno como tú- le oí decir.

Edmund volteó a verme, y le regresé la mirada. Algo venía, no era bueno.

-Quédate con tu vida, pero le devolveré a los Narnianos su reino-

Los Narnianos detrás de nosotros comenzaron a celebrar y vitorear. Miré a Edmund con una pequeña sonrisa, que devolvió con un abrazo, dejándome sin respirar.

De un momento al otro, uno de los Telmarinos encajó a Miráz una flecha, una flecha Narniana.

Como todo un maldito, gritó -¡Traición! ¡Ellos lo mataron! ¡Asesinaron a nuestro rey!-

-¡Prepárense!- gritó Peter.

Ellos empezaron a acercarse, pero nosotros seguimos con nuestro plan. El suelo comenzó a abrirse, haciendo caer a muchos soldados. Los arqueros dispararon sus flechas a la orden de Susan. Me subí a un caballo y comencé a pelear.

Si nunca han tenido que estar en una situación cómo está, tienen suerte. Porque juro que no hay peor sensación que estar en la guerra. Quitarle la vida a esas personas, por más que fueran malas, es una sensación de culpa y maldad. Encajando mi espada en cualquier cosa que se me atravesara, porque una vez que estás en la batalla, todo lo que hace humano a un humano, desaparece.

𝐄𝐀𝐒𝐘 𝐓𝐎 𝐅𝐀𝐋𝐋 𝐈𝐍 𝐋𝐎𝐕𝐄 | EdmundWhere stories live. Discover now