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Ha pasado mucho tiempo. Bueno, esta vez no tanto. Haciendo un pequeño resumen: Regresamos a Finchley después de un tiempo en la casa del profesor y un tiempo en una guerra con castores parlantes y criaturas mágicas. Volviendo a nuestra vida normal, aburrida y promedio. Si, nos duele demasiado. Lo bueno es que ahora soy aún más cercana a los Pevensie, recientemente me mudé cerca de la casa de uno de sus tíos. No se por qué, de alguna forma todo tiene que concordar con la trama ¿no?
Se sentía raro, prácticamente he estado con los Pevensie casi una vida en donde crecí y experimenté muchas cosas, que ahora estoy volviendo a atravesar. La verdad, es que lo veo como una segunda oportunidad. Ser joven otra vez es de alguna forma liberador, pero también se siente como si me hubiera quedado atrapada en este cuerpo, pero mi mente sigue madura o algo así. Aveces trato de no actuar adulta como tal, es divertido volver vivir mi hermosa juventud. Claro que se nota bastante el "cambio" si se puede llamar así. Digo, no es que cuando era adulta fuera muy madura; Es algo difícil de explicar.
Como sea, todos extrañamos la mágica Narnia. Sé que algún día regresaremos que tal vez ese algún sea pronto. Mientras tanto, nada ha cambiado, Lucy sigue siendo igual de linda, Susan igual de lista, Edmund igual de amargado, y Peter sigue actuando como un niño de cuatro años. Como dije, nada ha cambiado. En cuanto a mi, bueno, madurar no va mucho conmigo. Siempre seré un alma libre y joven, dispuesta a la aventura y a tirar flechas de sarcasmo a quien se me ponga enfrente.
Y como siempre, me veo obligada a hablar de mi relación con Edmund Pevensie. ¿Qué puedo decir al respecto? Desde el primer día nos llevamos mal y el sentimiento era mutuo. Algo como odio a primera vista. Sin embargo, debido a lo que una vez un león me dijo, me he sentido confundida sobre esto. Y no miento cuando digo que me da mucha curiosidad el porqué de la profecía. Pudo haber sido ese príncipe que una vez visitó el castillo...pero no. Tuvo que ser Edmund porque supuestamente estamos destinados. Aveces trato de evitar ese tema y seguir con mi vida. Aunque nuestras peleas disminuyen a comentarios sarcásticos raramente ofensivos en algunas ocasiones.
-Edmund, eres insoportable. ¿Lo sabías?- O al menos hago el intento.
-Si, Aurora. Me lo repites cada que tienes la oportunidad-
Lucy y Susan me habían abandonado, yéndose a Aslan-sabe-donde después de la escuela. Caminaba cansada junto a Edmund hacia la estación de trenes. Como dije, puedo aguantar más sin pelear pero eso no implica que pueda estar con el por más de veinte minutos sin que compitamos por quien es mejor en cosas triviales.
-Ese es...- me detuve al ver una pelea en la estación. Edmund corrió -Rayos-
Los chicos y chicas del pequeño círculo gritaban cosas como "¡Pelea, Pelea, Pelea!" o "¡Dale más fuerte!" Me abrí paso y fui hacia Lucy y Susan quienes gritaban por sus hermanos, los chicos seguían peleando hasta que llegaron algunos policías y ordenaron que se separaran.
Rápidamente, todas las personas que miraban salieron de ahí. Manada de tontos, y por encima de todo, metiendo las narices en donde ni les importa.
-De nada- le dijo el menor a su hermano una vez que nos encontrábamos sentados en una banca, esperando.
-Tenía todo bajo control-
-Si claro, se notó- hablé desde el suelo.
-¿Qué fue esta vez?- Preguntó Susan a Peter.
-Chocó conmigo-
Y dicen que Aurora Shallow es exagerada...
Reí por debajo -¿Y le pegasté?-
-No. Después de chocar, me dijo que le pidiera disculpas. Entonces le pegué-
-¿Tan difícil era darle la espalda?- Los hermanos mayores comenzaron a discutir.
Arrebaté la bolsa con dulces de Edmund.
-¡Oye!- se quejó.
-Calla, calla-
-¿Nunca te cansas de que te traten como una niña?-
Los dos finalmente pusimos atención.
-Somos niños- respondió Edmund.
-No siempre lo he sido- Todos se miraron entre sí -ha pasado un año, ¿Cuánto tiempo quiere que esperemos?-
-Es hora de aceptar que vivimos aquí, no sirve de nada fingir que no-Susan volteó a la derecha-Ay no, pretendan que me están hablando-
-Te estamos hablando, Susie- Dije y seguí comiendo gomitas.
-¡Auch!- se quejó Lucy
-Silencio, Lu-
-Algo me pellizcó-
-¡Ya, Edmund!- Grité yo esta vez.
Peter gritó -¡Deja de tocarme!-
-¡No los estoy tocando!- Dijo Edmund.
El tren que se acercaba comenzó a ir rapidísimo, solo se veía una mancha roja, hacia viento y mucho ruido pero las personas no parecían siquiera notarlo. Al instante supe que estaba por ocurrir.
-Rápido, dense las manos- Ordenó Susan.
-¡Yo no te voy a dar la mano!- Gritó Edmund a su hermano sobre el ruido.
-¡Toma la mía y cállate!- le grité
-Como ordene, mi Reina-
Todo parecía derrumbarse pero entre el tren se podía ver mar. No tiene sentido, lo sé. Pronto, todos los ruidos pararon y los Reyes terminaron en una cueva, frente a una hermosa playa. Nos acercamos, la primera en correr fue Lucy y después le seguí.
Luego todos nos encontrábamos jugando con el agua cristalina de la playa, Edmund se quedó viendo hacia arriba de una colina.
-¿Ed? ¡Ed!-
-¿Qué tienes?- Peter.
-¿Dónde crees que estamos?- Preguntó.
-¿Dónde crees tu?-
-No recuerdo ruinas en Narnia-
Por haber estado prestando atención a lo que ellos decían una ola me tomó de sorpresa por detrás, haciéndome caer torpemente.
-¿Y Aurora?- Lucy rompió el silencio
-Aquí- llegué con la cara cubierta de arena -Se me hizo costumbre caerme de cara-
