Sobre las desventajas de llevar dinero durante los rituales satánicos IV

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[UTOPÍA]
|Mammon|

(iv/??)

Cuando la puerta que para los tres mundos fue rota, y el tratado de paz entre los tres reinos del cual los humanos no tenían idea se rompió; el cielo se rasgó por la mitad, como si en en sus entrañas yaciera fuego y seres alados envueltos por luz descendieron, empuñando espadas y lanzas, mientras, sobre la tierra, seres con cuernos retorcidos y los ojos en blanco por la lujuria de la sangre rugían, despedazando a cuánta persona se atravesara, mandando a volar de un solo golpe autos y camiones como si fueran de cartón, con el concreto desmoronándose entre  los agarres de hierro.

El suceso histórico conocido como "La rotura" fue añadida a los libros de historia, junto a los más importantes hechos que la humanidad había experimentado, desde los rastros de escritura en la sociedad Mesopotámica, hasta las guerras mundiales. Era algo que todos aprendían desde la escuela primaria: La reforma de ciento ochenta grados que trajo consigo. El cambio de vida que para los humanos fue el ser atacados por demonios y ángeles por igual, el estallido de los cultos, de las sectas religiosas, de las mismas autoridades morales; fue una época de caos en la que te alegró no haber vivido.

Pero entonces, a pesar de la catástrofe, las nuevas leyes y los peligros, te daba gracia que las cadenas de comida rápida, los dispositivos móviles y el internet hubiesen sobrevivido y todo. Fue cuestión de tiempo, según tus clases de Estudios Sociales, para que todos los elementos que habían crecido con fuerza durante el siglo XXI se afianzaran con facilidad.

Por suerte, durante esa semana no estabas a cargo de atender clientes y tus tareas se rotaban en la cocina. El aroma grasoso de las patatas fritas que ahogabas en aceite hirviendo se arremolinaban sobre ti, mientras repasabas a duras penas lo que podías recordar de los demonios, estabas en piloto automático, al menos no habías quemado nada hasta ese momento. Cuando extendiste las papas aún goteando aceite sobre la gran bandeja con el resto, escuchaste a uno de tus compañeros decir algo que te sacó de tu constante distracción.

—¿Será que hay algo muerto cerca? —Le diste una mirada de reojo mientras espolvoreabas sal sobre las papas fritas. Él estaba picando las cebollas en aros simétricos de color blanco y púrpura, pero al igual que tú, la costumbre evitaba que se despedazara los dedos, porque estaba viendo a través de la ventana, usando el cuchillo a toda velocidad.

—¿A qué te refieres? —Le dijiste vaciando un nuevo lote de papa congelada en la rejilla para freír. Él, al ver que alguien le había seguido la conversación, sonrió un poco, con los ojos enrojecidos por el aroma de la cebolla y señaló con la punta del cuchillo afuera.

—Han llegado muchos cuervos en estos últimos días. Dudo mucho que haya basura cerca para que rebusquen, solo se me ocurre que los atrae la carroña de algún animal muerto —Mientras hablaba te asomaste un poco por encima de su hombro; en los postes de luz, en las barras junto a las aceras o sobre el mismo césped, cuervos de distintos tamaños pintorajeaban la escena con sus nítidos plumajes negros, como si de un tintero derramado sobre el concreto hubiesen tomado formado—, o que tengamos el producto de un asesinato escondido cerca de aquí —susurró con una mueca oscurecida en su rostro.

—Vamos, cállate —dijiste dándole un golpe en el hombro—, el olor de la cebolla te está afectando, deberías ir a lavarte la cara —Con cautela, miraste de nuevo por la ventana; varios cuervos ladearon la cabeza, como si realmente te estuvieran viendo. Después, elevaron el vuelo como un torbellino, dejando atrás solo el áspero eco de sus graznidos—. No debe ser nada.

Obey me! [Historias cortas] |Lector/a|Where stories live. Discover now