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—No lo haré, el puesto de CEO me pertenece a mi, yo soy el dueño de ésta empresa, y no permitiré que mi estúpido hermano, y mi padre, se salgan con la suya —. Aclaró sin titubeos. —Si ellos lo intentan, entonces yo le ganaré en su juego absurdo

—Usted sabe que su padre tiene contactos, incluso el CEO Kim, está dispuesto a ayudarlo. Escuche, Choi San, estoy seguro de que el señor... —. Iba a continuar hablando, pero sus palabras se vieron interrumpidas por el pelinegro, quien, con su semblante serio, miraba al hombre sentado frente a él.

—Le diré algo... —. Dijo levantándose de su lugar. —... y no quiero que se ofenda, Go Sungho —. Sonrió. —No necesito de NADIE para solucionar mis problemas, y mucho menos de ese señor que se dice llamar Dong Ho —. Aseguró, haciendo énfasis en la palabra "nadie".

Sungho lo sabía, Choi había aprendido a no depender de nadie, ni siquiera de su padre. San siempre decía: "Puedo hacerlo solo y sin ayuda". Obviamente era cierto, jamás pidió ayuda, si no entendía como resolver algún problema, buscaba la manera hasta encontrarla.

—Dong Ho, es alguien que solo busca ayudarle —. Sinceró.

—Dong Ho es un maldito que solo busca obtener dinero fácil —. La voz captó la atención de todos.

—Presidente Park, me da...

—Guarde su formalidad para después —. Pidió. —Jefe Choi, ya se puede retirar, Wooyoung me dijo que tiene que irse

—Así es —. Confesó, para luego guardar su celular. —Señor Sungho, me retiro, el presidente Park se encargará, nos vemos —. Finalizó, tomó al menor de la muñeca y salió con él.

Ese acto no paso desapercibido por el mayor de ellos. El señor Go, ya antes, se había enterado que a San no le gustaban las chicas, para nada; esa era una de las razones por las que Choi no podía, o más bien, no quería, tener nada que ver con la hija del Señor Lee. Ella era bonita, sí, pero por obvias razones, una relación entre ellos no podía ser, no era algo bueno para ninguno de los dos.

San, por un lado, era sarcástico, seco, con voz gélida y mirada sería, a comparación de Seojeong. Ella con su carisma inigualable, y él con su actitud para nada amigable. Simple y sencillamente no eran el uno para el otro.

—¿Es su pareja?

Esa pregunta tan repentina, por parte de Go, hizo que Seonghwa lo mirara con sorpresa. Bueno, en sí, había sido una pregunta bastante curiosa, para los dos. Park no tenía derecho a andar diciendo o especulando cosas sobre la vida sentimental de San, pero eso era algo que le interesaba, y mucho.

—No lo sé —. Sinceró. —La verdad es que San es muy... ¡¿De qué habla?! ¡¿Por qué dice algo así?! ¡¿Se ha vuelto loco?! —. Expresó con voz trémula.

—Solamente era una pequeña duda...

—¡Cielos! ¡Pues quite esas dudas de su cabeza! —. Se alarmó.

—Presidente Park, ¿Por qué está nervioso?

—¿Puede dejar de interrogarme? —. Pidió. —Se supone que debemos hablar sobre ya sabe qué

—Sí, lo siento. Empecemos...

Park desvió su mirada hacia su libreta y sonrió, claro que él era quien más estaba enterado de todo lo que pasaba entre San y Wooyoung, pero no era nadie para estar contando sus cosas a la ligera. No era ese tipo de persona, no era entrometido.

El trayecto a casa del rubio, fue silencio, aunque no del todo; la música que sobaba en la radio, lograba hacer que el ambiente dentro del auto fuese más relajante. A pesar de que ya se estaba volviendo costumbre ir así, era algo bonito.

Lo intenté // SanwooWhere stories live. Discover now