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—No puedo —. Sinceró el menor con gesto desanimado.

—¿Por qué no?

—Es que... aún no me acostumbro, me es complicado —. Confesó con la mirada en el suelo.

El mayor lo observó detenidamente y sonrió, vaya que el rubio si parecía un niño pequeño.

—No estamos en hora laboral, así que puedes llamarme por mi nombre —. Aseguró volviendo la vista a su computadora.

—Lo sé. Es sólo que no se me hace correcto...

—Ya eres mi pareja, no sé por qué te sigues quejando —. Soltó Choi.

El joven rió nervioso, tan solo escuchar la frase "Mi pareja" salir de la boca de su jefe, le hacía sentir una enorme emoción, una que quería dejar salir; pero no era el momento indicado para eso. Aunque su mayor le dijese, ya varias veces, que podía decirle sólo San... no era algo que le agradara mucho, puesto que ya se había acostumbrado a tratarle de usted y no de tú. Iba a ser complicado.

—No lo sé. Supongo que no es correcto... —. Mencionó a la vez que iba bajando el tono de voz en cada palabra.

—Para mi lo es —. Su voz sonaba seca.

Wooyoung meditó aquel asunto por unos cuantos minutos, no sería fácil. Entendía que su jefe le había dado permiso, pero dudaba en tomar la propuesta. Sin embargo, después de pensarlo por un momento, sonrió mientras se levantaba de su silla, rodeó el escritorio del mayor para llegar a él, ya ahí, con vergüenza y su corazón latiendo a mil por segundo, depositó un corto beso en una de las mejillas del pelinegro; dejando a este, un tanto sorprendido por su acto. Pasados unos segundos, el joven pronunció un: Lo intentaré, su voz sonaba segura, pero llena de temor. Cabe recalcar que no era un temor negativo, sino uno positivo, estaba ansioso.

—De acuerdo —. Contestó el mayor sin expresión alguna.

Miró su reloj de mano y suspiró, ya era tarde así que tenía que llevar a su pequeño novio a su casa. Definitivamente, la palabra "Novio" le causaba una sensación extraña en su pecho, era algo que no entendía, pero que estaba seguro de que lograría descubrir.

Al menos eso creía... o esperaba.

—Bien, es hora de que vayas a casa —. Pronunció mientras tomaba su celular y llaves, los cuales estaban sobre su escritorio.

—Está bien —. Dijo sin ganas.

Presentía que aquel acto no le había gustado para nada a su jefe. Ese pensamiento continuaba en su mente hasta que ambos entraron al auto, estaba un poco triste. La verdad era que en su había tenido pareja, no era algo necesario pero si algo que deseaba tener, y que ahora tenía. Se sentía bien.

—No me molesté, por si preguntas o tienes esa idea —. Exclamó el mayor poniendo en marcha su vehículo.

El rubio no comprendía cómo es que el pelinegro lograba entender, o descifrar, lo que pasaba por su mente. Suponía que era algún tipo de hechizo.

—Ohh... no, yo no... pensé nada...

—Mientes

—¡¿Cómo sabe?! Digo... No estoy mintiendo

—Sé cuando una persona miente, no es fácil engañarme —. Aclaró San manteniendo la vista en la carretera.

—¡Genial! Mi amigo tampoco es fácil de engañar y... ¡ohhh! ¡¿Quiere conocer a mi amigo y madre?! —. Declaró el rubio orgullosamente.

—¿Por qué gritas? Rayos... Sabes que me molesta y aún así lo haces —. Dijo con voz gélida.

Odiaba los gritos, la emoción en exceso y otras cosas más, a parte de ser interrumpido.

Lo intenté // SanwooTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon