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Estaba un poco desesperado y cansado, sus pies dolían por estar parado en un solo lugar sin moverse, no quería ir a casa debido a que no había nadie. Lo único que podía hacer era estar ahí, afuera de la empresa de su jefe esperando quien sabe que cosa, tal vez solamente buscaba perder tiempo, algo que resultaba difícil ya que se estaba hartando de todo. Dirigió su mirada a la pantalla de su celular, su ceño se frunció y rodó los ojos, le dolía ver aquel desastre; minutos antes, su celular se le había caído y la pantalla de éste se rompió, aún funcionaba pero no le agradaba traer sus cosas en mal estado.

—¿Qué se supone que debo hacer ahora? —. Dijo a la vez que golpeaba el suelo con su zapato y hacía un puchero de fastidio.

Definitivamente esa semana no había sido de suerte, todo estaba de cabeza, nada había sido a su favor; sino mas bien, en su contra. Su jefe continuaba siendo igual: estricto, gritón, con un carácter que asustaba al mismo diablo, aunque le ayudó un poco, bien sabía que su mayor no podría mejorar de un día a otro, necesitaba tiempo para lograr aquello. El padre de su mayor estaba loco, y de eso no tenía duda alguna, era una persona molesta, arrogante y para nada amigable, a comparación de... no, no podía comparar a San con aquel hombre, era imposible. El hermano de San, era bastante creído, se comportaba como una persona diva y sarcástica, nada lindo. De alguna manera, había llegado a odiar a ellos dos, no los soportaba. No podía creer que esos dos fuesen familiares de su jefe, bueno... si lo podía creer, debido al carácter, pero se le hacía muy raro que padre e hijo se llevaran de la patada, a tal punto de llegar a pelear por algo tan simple.

—Creí que San te había enviado a casa —. Habló una voz a sus espaldas.

Se quedó inmóvil al recordar a quién pertenecía esa voz, deseaba estar en casa ahora. Se dio media vuelta para ver a la persona tras él, al mirar esos ojos oscuros, se quedó sin palabras por lo que lo único que se le ocurrió hacer fue bajar la mirada intentando pensar en algo para decir. Bien, tal hez bajar la mirada ante ese tipo, no había sido su mejor idea pero, prefería no observarlo.

—Ohh... ¿Qué haces? A caso... ¿San te tiene dominado? —. Dijo el chico con un tono de voz preocupado, o al menos eso trataba de dar a entender.

—Claro que no —. Respondió el menor levantando la mirada, su ceño estaba fruncido.

Esa pregunta le había hecho enojar.

—¿Entonces? —. Preguntó fingiendo sorpresa. —Por que no creo que te esté tratando bien, mira que te lo digo yo que soy su hermano —. Comentó.

—¿A qué se refiere con eso?

—Ayy, ¿No te has dado cuenta? Es bastante obvio. Escucha, mi hermano solamente es un rompe corazones, finge estar enamorado o sentir algo por alguien y luego, cuando logra que esa persona esté a sus pies, lo deja sin razón alguna —. Explicó. — Si mi hermano te ha dicho que te hará su pareja, deja me decirte que te está mintiendo, él no tiene corazón, bueno, si tiene, pero no sirve para amar. San, solo busca diversión y no algo real —. Aseguró.

Wooyoung estaba anonadado, no podía creer eso, más bien, no podía asegurarlo ya que su jefe se había estado portado bien con él. El señor Park se lo había confirmado, su mayor lo amaba y eso era algo lindo.

—¿Por qué debería creerle a usted? —. Cuestionó con tono molesto.

El contrario lo miró e hizo un gesto de tristeza.

—No estoy jugando, te estoy diciendo la verdad, no quiero que te pase lo mismo que a Kevin, él era una buena persona, y San se aprovechó de eso, se ganó su confianza y luego lo botó como si fuese basura —. Confesó con mirada decaída.

Lo intenté // SanwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora