Capítulo 12: Tachuelas de bronce

1K 119 26
                                    

Nota del Autor: ¡Hola chicos! He llegado hasta mi hora habitual de actualización, ¡yay! Ya he vuelto de mis vacaciones, que he disfrutado mucho, y ahora empezamos a cerrar la historia. Este es más o menos el comienzo del final, y aunque estaré triste cuando se acabe, también estoy muy feliz y orgullosa de mí misma. Habrá dos capítulos más después de este, y un epílogo.

Ahora, sin más preámbulos, espero que disfruten de este capítulo, y que los haga tan estúpidamente felices como a mí. Gracias por todo el adorable apoyo, ustedes me dan la vida <3

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Junio de 2001

Con mayo llegando a su fin, una temprana ola de calor se extendió por Londres, y mientras Severus odiaba las altas temperaturas con pasión, Harry se deleitaba con ellas. Compró una piscina inflable para niños en una tienda muggle y la instaló en el jardín detrás de la casa. Teddy se divertía jugando a los tsunamis en una masa de agua aún mayor, y chapoteaba y saltaba a gusto, empapando todo lo que había en un diámetro de seis metros a su alrededor, lo que naturalmente incluía a Harry y, en una ocasión, a Severus y un libro.

A Harry también se le ocurrió la manera de darle un aumento a Kreacher, después de que Severus insistiera continuamente en que lo hiciera, y al elfo doméstico le encantó la pequeña chaqueta de cocinero que le habían regalado. Harry también le había abierto una cuenta bancaria en Gringotts, donde pretendía depositar unos cuantos galeones cada mes, y Kreacher casi se había asfixiado con violentos ahogos entre sus lágrimas de cocodrilo cuando se lo había contado.

Al día siguiente, a primera hora, llegó por lechuza una invitación para el vigésimo primer cumpleaños de Draco, seguida de la lechuza del periódico, que entregaba otro artículo de primera plana con la cara de Severus.

Para su sorpresa, éste no era sobre su escandalosa relación con Harry, sino sobre Teddy. De alguna manera, el Profeta se había enterado de que Severus era oficialmente el tutor de Teddy y, por primera vez, el tono del escrito parecía menos mordaz. Incluso había un párrafo en el que se especulaba con la posibilidad de que Severus Snape, malvado espía y asesino de mortífagos, tuviera realmente corazón, y Harry casi lloró de alivio. Tal vez las cosas, por fin, carajo, empezarían a calmarse.

Odiaba las críticas que Severus recibía de los periódicos, las cartas de los padres de sus alumnos, que Minerva, en retrospectiva, se había negado a mostrarle a Harry, y nada deseaba más que recuperar su tranquilidad y su paz, sin ser molestado por todas esas opiniones no deseadas de extraños ignorantes y prejuiciosos.

Sin embargo, Severus parecía estar dándole vueltas a algo, pero siempre se mostraba evasivo cuando Harry intentaba sonsacárselo. Pero Harry ya sabía que, si Severus no estaba dispuesto a hablar, no lo haría, así que se rindió y decidió esperar. Como siempre. Estaba seguro de que acabaría entrando en razón, y seguía recibiendo sus besos y abrazos y un sexo fantástico, y todo seguía como siempre. Bueno, tan normal como lo eran las cosas entre ellos, al menos.

~~•~~

—Harry, ¿qué es un papi?— preguntó Teddy un día, en medio de la cena. Harry lo miró, sorprendido.

—Es otra palabra para papá, ¿por qué?—, preguntó con cuidado.

—¿El papá de Jim es su papá?— preguntó Teddy, con el ceño fruncido. Harry trató de entender a qué se refería Teddy. Desde que fue a la guardería y se enfrentó a las vidas e ideas de otros niños, sus preguntas se habían multiplicado por diez.

—Creo que sí. ¿Jim también tiene una mamá?— preguntó Harry, y captó la mirada alarmada de Severus desde el otro lado de la mesa.

Teddy asintió con la cabeza. —¿Por qué el papá de Jim es papá?—, preguntó entonces.

Birds of a FeatherWhere stories live. Discover now