Capítulo 4: Las crisis de crecimiento perjudican

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Nota del Autor: A partir de ahora seguiré actualizando cada viernes. Los capítulos son cada vez más largos, y aunque ya estoy en el capítulo seis quiero ganar algo de tiempo mientras la historia avanza. Espero que disfruten de algunas cosas domésticas y del adorable Teddy, porque habrá mucho de eso a partir de ahora, ¡yay!

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Julio de 1999

—¿Qué demonios llevas puesto?— gruñó Severus cuando Potter entró en su habitación. Para su horror, el joven iba vestido con unos pantalones de cuero obscenamente ajustados y una ofensiva camisa de terciopelo del tono de púrpura más odioso que jamás había visto. Potter le sonrió tímidamente.

—Draco me los eligió—, explicó. Dejó a Teddy en el suelo, con el pelo del mismo tono que aquella atroz camisa.

Severus resopló. —No me digas que los dos fueron de compras juntos—.

—No, en realidad eran de Sirius—.

—¿Los revisaste para ver si tenían pulgas, entonces— gruñó Severus, y casi se arrepintió del comentario al ver el dolor en la cara de Potter.

—Eso fue mezquino— se quejó el joven y se dejó caer en la silla de visitas con un suspiro exasperado.

—Las viejas costumbres no mueren—. Dijo Severus con sequedad.

—¿Te dan el alta la semana que viene?— Potter cambió de tema, y Severus casi lo agradeció.

—Sí, gracias a Merlín. No puedo esperar a estar en una habitación sin cama por una vez—.

—Has pasado muchísimo tiempo acostado el último año—. Potter sonrió. —Me da un poco de envidia, siento que no he pasado nada de tiempo en la cama—.

—Las luchas de la paternidad—. Se burló Severus. El niño caminaba actualmente de un lado a otro de la habitación. Se volvía más y más firme a medida que pasaban las semanas.

—¿Crees que ya le ganarás en una carrera?— Potter se rió y Severus le lanzó una mirada amenazante. —¿Qué? Cuando Draco está así lo ignoras, ¿por qué me miran mal—.

Pero antes de que Severus pudiera responder la puerta se abrió de golpe y el propio Draco entró haciendo brincos. Cuando detectó a Potter se tambaleó un segundo y luego se sonrojó furiosamente.

—Oh, hola Harry—, sonrió con fuerza. Severus se giró para mirar a Potter, cuyo rostro había adquirido un tono similar de escarlata.

—Hola Draco—, sonrió torpemente.

Oh, pensó Severus. Demasiado para ser "sólo amigos". Hacía tiempo que sospechaba que había algo entre los dos, y seguramente el hecho de que Potter y su novia hubieran roto había cambiado las cosas entre ellos. Bastante rápido, teniendo en cuenta que Potter sólo estaba soltero desde el fin de semana. Tosió.

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Cuando por fin llegó el día del alta, Severus había recuperado la mayor parte de sus fuerzas. Su magia había vuelto casi a su máxima capacidad y podía caminar sin su bastón durante más de quince minutos. Mari le aseguró que podría progresar aún más si seguía con los ejercicios en casa. Potter había enviado a su elfo doméstico a limpiar Spinner's End, lo que Severus había permitido a regañadientes tras más de quince minutos de acalorada discusión. Potter los llevó por aparato a Cokeworth, y Severus no pudo evitar sentirse ansioso cuando miró la puerta de la casa de su infancia. Hacía años que no vivía en su casa más que las vacaciones de verano, y siempre había temido volver, incluso entonces. No había recuerdos felices en esa casa.

Birds of a FeatherWhere stories live. Discover now