Capítulo 5: malas decisiones

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—Pensé que había quedado claro lo que pensaba de ti.

Mordí mis labios y me incliné un poco más hacia él, haciendo que mi pecho entre en contacto con su hombro. El agarre de su mano se apretó.

—Puras mentiras—susurré en respuesta, y sin darle tiempo a responder, me levanté de un salto. Él no lo vio venir y se tambaleó hacia atrás, pero no se cayó al piso porque se agarró justo a tiempo de la cama.

Por primera vez al lado suyo, me sentí un poco poderosa.

Cameron me miraba desde el piso sin poder creerlo. Se levantó y se puso una remera que tenía arriba de la cama. Luego sacó otra del armario junto con unos shorts y me los pasó.

—Póntelos.

Levanté las cejas.

—Dios, eres demandante.

Sonrió de costado.

—Todavía no has visto nada.

Y así sin más, abrió la puerta de su habitación.

—Te esperaré afuera—dijo y cerró la puerta.

Yo me quedé congelada en el lugar.

Parpadeé un par de veces y respiré hondo. Habían pasado demasiadas cosas y mi mente se encontraba algo nublada.

Habíamos tenido un momento.

Lo sabía. Cuando agarró la tira de mi sostén...simplemente pensé que moriría allí mismo. Lo cual sería algo traumático para él. ¿Qué le diría a los médicos? ¿Murió a causa de una excitación mortal?

Sacudí la cabeza y comencé a ponerme la remera. Tenía su aroma. Sonreí abiertamente y me miré al espejo de cuerpo entero que había detrás de su puerta. Estaba con las mejillas rojas y mi pelo era un desastre total. La lluvia me lo había dejado horrible. Sin embargo...me sentía bien allí. Con su remera, su olor, en su habitación.

Sentía que allí encajaba; que era mi lugar.

Solo faltaba que Cameron se diera cuenta de ello también.

Paseé la mirada por la habitación y no me sorprendí al encontrarla prácticamente vacía. Tenía una cama de dos plazas pegada a la pared, un ventanal detrás de ella que daba a la calle, un armario que estaba incrustado en la pared de al lado de la puerta, un escritorio con algunos papeles en otra pared y un póster de Dobby, el personaje de Harry Potter. Daba un poco de miedo a decir verdad, porque Dobby estaba mirando a la cámara y tenía cara de que, bueno...te observaba dormir y disfrutaba con eso.

Volví la vista al frente, al espejo de cuerpo entero y seguí mirando mi reflejo. Reparé en una cosa que no me había percatado, y era que Cameron no había dicho nada acerca de conocerme. En ningún momento dio a entender que se acordada de nuestros encuentros inusuales. Mi panza se contrajo ante ese pensamiento. No podía creer que me hubiera olvidado tan fácilmente.

Y yo aquí, fantaseando con él en absolutamente todos lados y haciéndome películas que jamás iban a pasar.

Traté de no deprimirme con ese pensamiento, y cuando terminé de arreglarme medianamente bien, abrí la puerta de la habitación. Por lo que sabía, su familia se encontraba allí.

Y eso daba miedo.

Principalmente, porque me sabía todos los nombres de ellos. Me di una palmadita en la frente y suspiré. ¿Por qué tuve que mirar tantas veces su perfil de Instagram? Decidí que odiaba aquella red social. Porque si bien me había dado todo lo necesario para conocer más acerca de Cameron, resultaba que él no era nada que ver a lo que aparecía allí.

Miradas cruzadasWhere stories live. Discover now