Fred suspiró de nuevo y volvió a poner sus manos en mi cintura.

— Deberías concentrarte en el trabajo, Freddie — bromeé haciendo que el chasqueara la lengua.

— ¿Cómo podría cuando eres tú la que me distraes? Siempre logras llamar toda mi atención...— dejó un beso en mi hombro cubierto y luego se recostó de nuevo.

— No te estoy distrayendo, en realidad estoy haciendo tu trabajo — murmuré con las mariposas acumulándose dentro de mi estómago.

— Seguro que si, cariño — susurró sarcásticamente, apretando mis caderas. Fred movió un poco mi cabello, para pasar sus dedos suavemente por encima de los chupetones que había intentado cubrir con maquillaje de mi cuello. No se notaban a menos que alguien los mirara en detalle. — Oh, mira esto, ¿estas son mis marcas? Qué bonitas.

No respondí, en cambio, seguí escribiendo en su papel otras fórmulas que le servirían mientras el lápiz en mis dedos temblaba muy discretamente.

— ¿Cómo están tus moretones?

— Están bien.

— ¿Estás segura?

Asentí con la cabeza y pude sentirlo sonriendo detrás de mí. Su mano rodeó la mía, haciéndome dejar el lápiz sobre los papeles, y luego agarró mis caderas para hacerme girar y que me sentara a horcajadas sobre la suya.

— ¿No estábamos trabajando? — Le sonreí, poniendo mis brazos alrededor de su cuello, sus manos viajaron a mi trasero y lo apretó sobre mis pantalones.

— Hora del descanso.

— Por supuesto — una risa salió de mis labios mientras los ojos intensos y la sonrisa juguetona de Fred me quemaban.

— Sabes, he estado pensando en algo...— comenzó después de un par de segundos, sonando misterioso y bastante travieso. — ¿Te gustaría probar algo nuevo en la cama?

Mis cejas se arquearon ante la sorpresa y sentí que mi corazón latía con fuerza en mi pecho. El hecho de que Fred no se cansara de mí me hacía sentir una ternura y emoción que dejaba un sabor dulce en mi boca.

— ¿El qué?

Su sonrisa se ensanchó, diabólicamente.

— ¿Puedo metértela por el culo?

Jadeé, casi ahogándome con mi propia saliva y una risa fuerte salió de mi boca.

— ¿Y yo Freddie?

Su expresión decayó y quedó absolutamente estupefacto.

— ¿Qué?

— Sí, tienes algunas correas y vibradores muy interesantes en la sección erótica de ahí abajo...— me burlé, tratando de sonar tan seria como pude.

Fred se sonrojó y se echó a reír, acercándome a él.

— Lilith, no.

— Entonces es un no para ti también, campeón —
Le guiñé un ojo, rozando mi nariz con la suya.

Disfrutaba mucho del sexo, pero el sexo anal no era lo mío. Pero ni de broma.

Fred se encogió de hombros, todavía sonriendo.

— Tenía que intentarlo.

— Mh-hm, pero despertaste mi curiosidad por probar algo nuevo. Puede que tenga que sopesarlo un poco...

Apoyó la cabeza en la silla, con los ojos pegados a los míos y sus manos acariciando mis muslos.

— Bien, pero tendría que ser en un par de días, no quiero agotar demasiado tu bonito cuerpo y dejar a las Arpías sin su hermosa Golpeadora...— murmuró de manera arrogante, haciéndome rodar los ojos.

WICKED HATE | FRED WEASLEY (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora