Capitulo 10

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Maratón 2/3

Desperté con un peso en la cintura, abrí los ojos con pesadez y me encontré con el rostro sereno de Chris. Con cuidado de no despertarlo me moví para quedar fuera de su agarre, pero como si yo fuera un peluche y el un niño me agarro con fuerza y me atrajo hacia él. Solté un gruñido por la fuerza que estaba empleando.
- Chris- lo llame.
- ¿hmm?
- me estas asfixiando- le reclame. Sus ojos se abrieron con pereza y al verme soltó un simple "oh", su agarre disminuyó pero no retiro su brazo.
Cerro los ojos y hundió su rostro en mi cuello, escuche como me olfateo y soltó un sonoro suspiro.
- hueles a vainilla y miel - su nariz rozo mi cuello- con una pizca de olor a bosque y lobo.
- ¿lobo?
- si, hueles a mi- murmuro contra mi cuello.
- Chris.
-¿hmm?
- ¿que querían esos tres hombres? - pregunte. Su cuerpo se puso rígido- ante todo la confianza.
Suspiro dándose por vencido.
- no querían decirme nada, pero supongo estaban buscando los puntos débiles de la manada, es muy raro que tres lobos vengan sin avisar.
- ¿de que manada son?
-son llamados sin sangre.
-¿por qué?
- matan sin piedad, en realidad son muy fuertes, aquel que apuñalaste - guardo silencio como si pensara bien las palabras- era el beta de la manada, quieren algo pero no tengo claro que. No quieren decir nada- suspiro frustrado.
- ¿qué pasaría si los mataran? - pregunte con fingida inocencia.
- puede que una guerra se desate.
- oh
- si "oh" - sonrío contra mi cuello y me dio un beso- bueno ahora dejemos de pensar en esos tres perros rabiosos y tengamos un día para nosotros dos.
- ¿que?- pregunte sorprendida.
- quiero tener un día solo contigo.
- tengo que trabajar.
- Están arreglando la tienda por los daños. ¿Que te gustaría hacer hoy? - preguntó amablemente.
- quiero ver una película- murmure apenada - hace mucho no veo una.
- entonces será lo que mi Ninfa desee.
- aun no estas perdonado, lo sabes ¿no?
Christopher soltó un gruñido de desaprobación.
- eres muy rencorosa.
- soy inteligente, que es diferente- sonreí con suficiencia. Me levante de la cama y lo mire. - bien levántate esclavo que hoy es mi día.
- ¿esto es enserio? - susurro con molestia.
- si, a menos que quieras seguir en el rincón de los niños malos- lo desafíe con la mirada.
- bien. Bien. Infantil - susurro lo ultimo.
- te escuche- lo señale con mi dedo mientras entraba al baño.
El resto del día me quede viendo películas con Christopher, el no dijo nada ni se quejó, en la tercera película él ya estaba dormido mientras que yo estaba maravillada, la última vez que vi una película fue hace mucho tiempo, cuando tuve una familia. Cuando acabo levanté a Christopher y le pedí que me ayudara a cocinar pastelitos, el refunfuño y dijo cosas que no comprendí pero igual acepto. Cuando el chef nos vio entrar nos pregunto que deseábamos, se quedo sorprendido cuando nos vio sacar los utensilios de cocina. Christopher me pasaba lo ingredientes, mientras el chef me daba algunas indicaciones, Christopher tenía una sonrisa en la cara que me produjo satisfacción, el también perdió a su familia, pero el tenía otra familia mucho más grande que lo quería, tenía a toda una manada.
Christopher conversaba alegremente con el chef Carlo, un hombre mayor que había perdido a su pareja y se había dedicado a la cocina, un hombre muy peculiar.
Unos tacones retumbaron en el lugar distrayéndonos a todos. Una mujer rubia de ojos grises nos miro con burla. Era bonita, tendría unos cincuenta años.
- veo que están jugando a la familia feliz - su tono burlón me dio asco.
- ¿quiere unirse?- la mire con desafío- usted podría ser la abuela malvada, ya sabe la que odia a todos. - su rostro se contrajo por la ira, pero yo sólo pude regalarle una sonrisa llena de ironía.
- como pudiste elegir a una chica tan petulante y grosera - bramo.
- bueno, prácticamente yo no la escogí - la miro con tranquilidad- pero a mi me gusta su boca sucia- se me salió una carcajada al escuchar hablar así a Chris.
- tu padre estaría muy decepcionado - la mujer se veía triunfante.
El rostro de Chris se volvió rojo de la ira.
- ya veo que clase de mujer es usted - la señale con la cuchara llena de mezcla - usted viste elegante para ocultar la fachada de una mujer desesperada - la mire a los ojos- usted no coincide no tener el poder. Es muy bajo que intente manipular a alguien con un muerto- seguí revolviendo la masa- si el padre de Chris estuviera vivo, quizás la pondría en su lugar y le recordaría quien es el que manda aquí, y que su opinión se la puede guardar para usted - la mire con seriedad - así que le pido de buena manera que se vaya de nuestra casa.
El rostro de la mujer se volvió pálido, ella estaba acostumbrada a salirse con la suya y a manipular así a Chris, su rostro se veía afligido, era obvio que él no quería decepcionar a su padre. Le lancé una mirada de advertencia y salió de la casa con rapidez.
Me acerque a Chris y lo abrace sin decir nada, su cuerpo temblaba, pase mi mano por su espalda intentando tranquilizarlo.
- ya está Chris, ella ya se fue, no dejaré que nadie te lastime.
- soy un imbécil, yo debería ser el que te cuide, el fuerte, pero soy el que siempre te hiere y necesita de tu ayuda.
- no eres débil Chris, no tienes que ser un maldito idiota para ganarte mi respeto o el de alguien más, eres fuerte, y entiendo que te duela que nombren a tu padre, es lo más normal, ahora quita esa cara de perro herido.
El tomo mi rostro y beso mis labios con dulzura.
Este chico me estaba gustando, odiaba admitirlo pero me hacia sentir tan bien que me encontraba un poco perdida.
El carraspeo de una voz nos sobresalto, Carlo nos miraba sonrojado he incomodo. Nos separamos como dos adolescentes que han sido descubiertos en algo malo.
- si quieren puedo terminar esto- se ofreció Carlo.
Christopher me tomo en brazos y salió con rapidez de la casa.
- ¿y ahora?- pregunte.
- te quiero llevar a un lugar, - me bajo al piso, tomo mi mano y caminamos hacia el bosque.
Caminamos en silencio por un largo rato. su silencio no me incomodaba, al contrario me hacia sentir bien como sí no necesitáramos hablar para entendernos, sólo nuestros ojos y cuerpos diciéndolo todo.
- llegamos.
El lugar era simplemente hermoso, había un hermoso lago, con una piedra en el centro, alrededor habían flores y árboles. El agua se veía cristalina, el único ruido era el cantar de las aves, mire todo con tanta maravilla que mi pecho dolía.
- ¿te gusta? - me pregunto Chris, sus ojos me observaban con atención, sus ojos verdes eran tan profundos como este bosque.
- es hermoso.
- lo es- sus palabras tuvieron cierto efecto en mi. Comenzó a quitarse la camisa, dejando a la vista sus trabajado cuerpo.
- si que lo es - murmure, mientras veía como sus músculos se movían. Tiro de la camisa al piso y me observo con picardía.
- ¿disfrutando la vista? - pregunto con su voz ronca.
- claro. Mira que montañas - me pegue una cachetada mental - digo, que palo- estúpida - ósea que lago tan lindo.
Christopher no dejaba de reír. Me quite mi blusa, quedando sólo en un top de tiritas negro. Los ojos de Christopher se detuvieron en mis pechos, pude ver como su manzana se movía con dificultad, sonreí victoriosa. Luego seguí con mi pantaloneta. Sus ojos se agrandaron y se llenaron de deseo, quedo una simple tanga negra, no me daba vergüenza mi cuerpo, y tampoco estar a medio vestir, sus ojos se oscurecieron. Me acerque a él de manera lenta y un poco tímida.
-¿disfrutando la vista? - ronronee, el soltó un jadeo y asintió- esperemos que el agua este fría para que te calme tu gran molestia.
Me separe de él y corrí al lago, el agua estaba en una temperatura aceptable, nade hasta la piedra y busque con la mirada a Chris, no lo vi por ningún lado.
- ¡¿Chris?! - grite. No hubo respuesta. Asustada comencé a nada hacia la orilla. Algo tomo mi tobillo y me jalo. Antes de que pudiera tomar aire, ya estaba en el fondo. Alarmada mire hacia abajo y me encontré con los ojos de Chris. Le di una patada para que me soltara, al tiempo salimos del agua, Chris no dejaba de reír, yo sólo podía toser por el agua que había bebido.
- mal- tos - dito - tos- perro - tos - rabioso.
- Hey - me tomo de la cintura y me acercó a él, envolví mis piernas en su cintura y me aferre a su cuello - fue una pequeña venganza.
- te odio- dije molesta.
- yo también te odio- susurro.
Me aleje un poco para verlo mejor. Sus ojos brillaban, con cuidado me acerque a él y lo bese con delicadeza, el tomo mi nuca y la apretó, su lengua invadió mi boca, sus manos apretaron mi trasero, me separe de él y le susurre.
- te odio.

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