Pasito a Pasito

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-¡Tauriel! ¡No juegues con eso, te vas a hacer daño!

-¿Por qué no? Tu la coges y a mi no me dejas, no es justo-Respondió la pequeña elfa mostrando sus adorables morros.

-Porque yo soy mayor y tu no tienes fuerza para coger mi espada-Digo cogiéndola delicadamente la espada que tenía entre sus manos.

-¿Y por qué no puedo salir al bosque tampoco? No me dejas hacer nada...-Responde un poco ofuscada.

Yo ante esto, sólo puedo reírme y decirla:

-El bosque es peligroso Tauriel. Hay cosas malas ahí dentro.

-¿Cómo cuales?

-Pues....Arañas, orcos fétidos y repugnantes....

-Me gustaría verlos.

Yo me acerco aún más a ella y la susurro:

-No puedes. Te mataran. El bosque no es tu amigo Tauriel...Desgraciadamente, una oscuridad lo asola..Maligna y corrompida.

-¿Eso significa que me quedare aquí encerrada? ¿Muriéndome del asco?

Yo, suspire y por no cansarme ni oírla más, la dije:

-Mañana por la mañana te llevo, ¿de acuerdo?

-¡Gracias Thranduil!-Responde entusiasmada abrazándome fuertemente. Yo la correspondo el dulce abrazo y la ordeno, dándola una palmadita en el culo:

-¡Venga! Vas a llegar tarde a tus clases.

Ella asiente y con una sonrisa se va corriendo a toda prisa, cantando y saltando.

De repente, oigo unos pasos detrás de mi. Una voz se impone en el salón, una voz que me es familiar.

-Veo que te has encariñado con ella....-Insinúa Legolas posicionandose delante de mi.

-¿Algún problema?

-A mi nunca me has tratado tan bien....

-Porque tu eres mi hijo, ella no-Respondo cortante sirviéndome una copa de mi delicioso vino.

-Eso no tiene nada que ver, mama....

Yo, al instante, nada más oír esa palabra, le interrumpo, acercándome a el y señalándole con mi dedo índice:

-¡No menciones a tu madre!

El, baja la cabeza y me responde:

-Parece que fue ayer, cuando estaba jugando con ella...

-¡Basta!

-Tenía la misma edad que Tauriel cuando....

-¡He dicho que basta!-Aviso a Legolas bastante dolido y rabioso.

-Fuiste un cobarde...

Yo, armo mi mano derecha y la hago impactar brutalmente contra la mejilla de mi hijo, haciendo que su cuello giré bruscamente y que las lágrimas salpiquen el rocoso suelo. Él, callado, me mira con ojos desafiantes, con su moflete rojo como los cabellos de Tauriel, me dice, a la vez que me da la espalda:

-La última vez que me tocas padre...La próxima te devolveré el golpe.

Un escalofrío recorrió mi espalda, mientras que noto como la sangre se detiene en mis venas. Yo, ante esto, no pude decir nada, sólo pensar y hacerme las siguientes preguntas: "¿Me he pasado? ¿Debería contarle más cosas de su madre? ¿Sería capaz de agredir a su propio padre?. Preguntas sin ninguna respuesta. Pero no las necesitaba porque pronto olvidé ese enfrentamiento evitable y doloroso.

Llego la noche, me dispongo a sentarme en la mesa puesta con suculentos manjares , rodeado de sirvientes silvanos y de guardias...Pero algo capta mi atención. Legolas no esta....y ya eran muchas noches seguidas sin asistir a la cena.

Pensé dónde puede estar pero en su habitación no. Entonces, para colmo, oigo unas pisadas que reconozco al instante.

Me dirijo a la habitación de la niña pelirroja y me encuentro la puerta entornada con una leve rendija que hace que pueda visualizar y escuchar la curiosa conversación entre la pequeña Tauriel y Legolas.

-Toma, lo que me pediste-Dice mi heredero entregándola algo que no alcanzo a distinguir.

-"¡Hantale!"-Responde Tauriel entusiasmada.

-Pero no se lo digas a nadie....Este es un secreto entre tu y yo....

-¿Pero con esto podré matar a las arañas?

-No del todo....Aunque estaré contigo para protegerte, allá donde vayas, ¿vale?

-¿Para siempre? Prométemelo.

-Para siempre.

Cuando acaba la corta conversación, Legolas abandona la habitación y hace que yo vuelva, como un vulgar cotilla, a la mesa para cenar.

Él, se sienta y ni me saluda. Sólo come, mientras que yo intentó aparentar tranquilidad.

Tras unos minutos en absoluto silencio, le digo:

-Parece que fue ayer cuando me la encontré en el bosque.

-¿A quién?

-A Tauriel.

-Ya....Bueno, exactamente hace un año ya de aquello.

Legolas siguió comiendo pero yo, intranquilo e impaciente, solté una frase:

-Veo que te has encariñado mucho con ella....

-¿En lo poco que me dejas verla? Si.

-Mañana por primera vez, la dejare ir al bosque desde lo sucedido....¿Quieres venir?

-¿Ella no era una Silvana padre? Entonces no iré....

El se levanta de la mesa y se dispone a irse dirección a la armería caja do le detengo, diciéndole:

-¿Adónde vas?

-Lejos de ti.

Yo, orgulloso, le respondo:

-Si, corre y no me escuches....¡Eso fue por lo que tu madre murió! ¡Por no escucharme!

Haciéndome caso omiso, bajó las escaleras, perdiendose de entre mi aguda vista.

Esa época fue dura, muy dura. Pero pronto olvidamos el tema de mi esposa, y todo se aclaró para los dos...Pero no pude evitar el verdadero amor que sentía mi hijo por aquella elfa....

Maldigo el día en el que la traje a mi casa.

Traducciones:

"Hantale"= Gracias.

Legriel. حيث تعيش القصص. اكتشف الآن