Un juego peculiar

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Otro guerrero volvió a sucumbir ante ella, otro más. Sus habilidades con el arco eran impresionantes, parecía que tuviera muchos más años, mucha más fuerza….y un montón de habilidades que a primera vista parecía que no tenía. Pero no sólo el arco, sino que con el uso de las dagas y las espadas sobresalía ante los demás guardias.

Nunca vi a ninguna elfa pelear así, y mucho menos tumbar a dos de los mejores guerreros elfos que hay en el Reino del Bosque.

La he visto tantas veces pelear y matar bestias salvajes y peligrosas que ya ni me sorprende.

Ya era casi la hora de comer y su entrenamiento acabó. Todos los demás elfos abandonaron el patio exterior. Sólo quedaba ella, sola, cómo siempre…. ¿Es que no tenía amigos o amigas? ¿Acaso tras todos estos años, no la gustaba estar con gente?

Sudada, caliente y pensativa, estaba recogiendo sus cosas, cuando yo me acerqué a ella.

-Vaya vaya….pero si es la capitana de la guardia, otra vez en el campo de entrenamiento…-Dije con una sonrisa irónica y dando vueltas a paso lento.

Ella sonrió al oírme, y sin mirarme a la cara, me dijo:

-Bueno bueno….el hijo del rey que me espía todas las mañanas, tardes y noches….

¿Cómo se pudo dar cuenta de eso? Bueno, alguna vez se tenía que enterar…son tantas las veces que la veo a escondidas….

-Veo que has estado ocupada...

-Nah, sólo he estado practicando con los chicos un poco….pero como has podido apreciar, no me son de utilidad-Al decir esto, me mostró una mirada leve y corta. Como si se estuviera riendo de mis guardias.

-A lo mejor, yo te soy de utilidad…-Al instante, saqué dos espadas de robusta y dura madera y la ofrecí una de ellas.

-No Legolas…tengo hambre y estoy cansada. Si quieres otro día.

Yo, que la conocía a la perfección, la dije, intentando provocarla:

-Oh…Ya se….crees que no hay nadie en este reino que me supere con la espada y no quieres hacer el ridículo…

-No es eso, y lo sabes.

-No no, déjalo. No pasa nada. Es normal, lo entiendo. No hay ningún ser vivo en esta tierra que me supere a un simple duelo.

-Sabes a la perfección que yo siempre te he ganado con las espadas.

Era cierto, a mi me solía llamar más la atención el arco que las espadas. Hay muchas personas, que piensan que el ataque a distancia es un juego de sucios cobardes. Pero yo siempre me lo he tomado cómo una estrategia sin tener que arriesgar tu cuerpo.

Pero, mostrándome orgulloso en el intento de convencerla de alguna manera, la respondí:

-Buf…No me acuerdo de eso ya…Te lo estas inventando.

-Es verdad.

-Bien, si tan segura estas, demuéstramelo.

Y la volví a ofrecer de nuevo la espada de madera.

Ella, picando en el anzuelo, se levantó y me dijo:

-No necesito eso. Prefiero estas-Al tiempo que dijo esto, sacó dos dagas de madera.

Yo no dije nada, la volví a sonreír, y me dirigí al centro del patio. Ella me siguió, con paso lento pero decidido.

Antes de empezar con el juego, la advertí:

-No quiero que te hagas daño así que iré despacio.

-Calla y lucha.

Al instante, se abalanzó contra mí y la paré el golpe con mi espada. Yo, tras esto, la volví a sonreír, y ella, inteligentemente, me devolvió la sonrisa. Pero, yo, demasiado relajado, caí en su trampa y me tiró al suelo tras una gran patada en mis dos talones.

Legriel. Where stories live. Discover now