Capítulo 7

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¿A quién le podría regalar la huérfana Leblaine su ramillete de claveles? Sólo estaba su guardián, el duque Dubled.

< ¡Oh! ¡Oh!>

Los vasallos gritaron como si hubieran encontrado una cuerda en medio del océano.

— ¡Mire, señor!

— ¡Es un clavel!

— ¡Usted es la única persona a la que podría darle los claveles!

Los vasallos acogieron el clavel de Leblaine con tanta felicidad que podrían haber saltado en su sitio si hubiesen podido hacerlo.

El duque miró suavemente a Leblaine, que se había detenido frente a él. La niña movió las manos con una expresión de timidez.

Pensó que la palabra "clavel" era una felicidad soberbia, una excusa creada para alardear del poder.

La razón por la que le disgustaron las palabras de los vasallos, fue probablemente porque no tenía ninguna experiencia con el tema planteado.

Era solo una estúpida flor, la cual era inútil de recibir.

Sin embargo, no se sentiría mal al recibirla de esa pequeña niña.


* * *


< ¿Qué hice mal?>

La mirada del duque era muy intensa.

¿Estaba enfadado por haber gastado mucho dinero en la tienda?

¿O acaso descubrió que lo dibujé con cuernos mientras pintaba en mi cuaderno de bocetos?

< ¿Por qué me miras así? Me da miedo...>

Mis entrañas estaban revueltas, pero los vasallos sonreían.

— ¿Compraste tú misma el ramillete?

—Shí.

Cuando respondí, los vasallos se alegraron mucho.

— ¿Qué agradecida tiene que estar con su tutor para haber comprado los claveles ella misma?

—Por supuesto, por supuesto.

Entonces, las comisuras de los labios del duque se levantaron.

<Vaya, hoy es aún más aterrador.>

Dudé y me agarré a la pierna de Leah, pero ella ni los vasallos sabían lo que pasaba. Sonriendo, Leah me empujó ligeramente en la espalda.

—Ya que ha pasado esto, ¿deberíamos entregarlo ahora?

—Sí, eso estaría bien.

¿Debería hacerlo? Sé que compré un ramillete de claveles, pero era extraño que quisieran verme entregarlo.

<Es la primera vez que doy claveles, así que estoy un poco nerviosa.>

Dudé y retorcí mis manos.

Entonces los vasallos se pusieron cada vez más ansiosos y me apresuraron diciendo: "¡Vamos!".

La gente que me rodeaba se dividió como el mar rojo, y vi al duque frente a mí en línea recta.

Y yo, tímidamente, extendí mi ramillete.

A Leah.

—......!

—......!

—......!

—Oh, Dios.

Leah se tapó la boca con una expresión conmovida, como si pensara que no lo recibiría.

Me dejo criar por los villano, ¿que podría salir mal?Where stories live. Discover now