—¿Estabas coqueteando con el alemán? —preguntó Brenda limandose las uñas al lado de mi casillero— Oí que está soltero.

—Se ofreció a darme clases.

—Te estas matando la cabeza tontamente, eres de las familias más prestigiosas de aquí tú papá puede hacer uso de sus conexiones para que te quedes.

—Mi papá no es así —me encamine a la próxima clase— Los James nos ganamos las cosas con méritos.

El salón de clases estaba lleno, tomé asiento en mi puesto de siempre, Brenda tomo asiento frente a mí y Luisa ya estaba en su asiento.

—Hola cariño — Scott la saludo con un beso en la boca y Brenda puso los ojos en blanco. Saque el móvil revisando el mensaje que me envió mamá.

«Christopher Morgan está en Londres, si lo vez ¡aléjate!» Fruncí las cejas. Mi mamá está paranoica con ese chico. Antes de partir me advirtió tres mil veces que me quería a metros de él.

Los Morgan son el apellido más famoso de la FEMF, Alex Morgan es un general sumamente reconocido, es divorciado y tiene un hijo que nunca he visto ya que se la pasa de problema en problema. Al general lo he visto varias veces en mi casa ya que durante años fue el colega de mi papá aquí en Londres.

La clase tarda dos horas, nos sometemos al entrenamiento de rutina y de ahí nos vamos a la cafetería atestada de gente con las subdivisiones que se ven todo tipo de escuelas. Populares, nerds, peleoneros. Scott sobresale, por ende, Luisa también al igual que Harry y Brenda.

Veo a Dominick en una de las mesas y alzó la mano para saludarlo.

Brenda e Irina no dejan de hablar del tal Bratt Lewis me pica la curiosidad y termino preguntando quien es.

—¿Es enserio? —se ofende Irina— Es el cadete más popular de la academia. Capitán del equipo de fútbol y puesto número uno en las pruebas de coeficiente intelectual. No puedes ir por el mundo sin saber quien diablos es.

—He estado un poco absorta en la biblioteca —me defiendo.

—Está detrás de ti —me dice Brenda— El rubio que está al lado del chico de cabello negro y ojos azules.

—Se llama Simon Miller —añade Irina— Un griego delicioso que viene de Santorini. Es uno de los amigos de Bratt.

Voltee disimuladamente, mis ojos lo ubican y... ¡Vaya! Es lindo... Muy apuesto, a decir verdad, tiene un corte militar y los ojos esmeralda resaltan en el rostro cincelado, es el tipo de rostro que retratan en pinturas.

Me meto una papa a la boca sin dejar de mirarlo y cuando menos los creo sus ojos se centran en los míos ¡Joder! Apartó la vista fingiendo que no pasa nada, pero la vergüenza me corroe y terminó almorzando rápido.

Busco mis libros en el casillero pensando en lo que acaba de pasar y me apresuro al salón sintiéndome como una tonta. Cruzo el jardín y detengo el paso cuando Bratt Lewis se me atraviesa.

—¿Me estabas mirando? —pregunta metiéndose las manos en los bolsillos.

Mire a todos lados asegurándome de que se refiera a mí.

—¿Disculpa? —respondí como si no supiera de qué me hablaba.

—En la cafetería, me mirabas, te vi —afirmó seguro.

—No, no te miraba...Ni siquiera te conozco —intento abrirme paso y se me volvió a atravesar.

—Me gusta que me mires —dice sin rodeos— Nunca unos ojos tan hermosos como los tuyos me habían mirado.

Extras Pecados Placenteros (Eliminados)Where stories live. Discover now