CAPITULO 3

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―No me gusta ―le dijo Jongin a Chanyeol mientras cerraba la puerta del corral―. Es casi como si estuviera demasiado aterrorizado como para pensar por sí mismo.

Había estado molestando a Jongin por días el no haber escuchado de Kyungsoo. Desde la primera vez que puso los ojos en el hombre hace más de diez días, el pequeño empleado delgado era todo en lo que podía pensar. La falta de comunicación estaba llevándolo no sólo a él, sino a su oso a la locura.

―Entonces, ve a verlo ―dijo Chanyeol mientras caminaba con Jongin hacia la casa victoriana de dos pisos que poseían junto con Chen y Sehun―. Es extraño sin embargo. Conozco a Insung hace mucho tiempo y él siempre ha sido un buen tipo.

Jongin estaba empezando a sospechar que la bonachona sonrisa de Insung era una fachada. Había más cosas en el hombre de lo que se veía. Pero lo último que Jongin quería hacer era meter una cuña entre él y Kyungsoo. ¿Y si él estaba leyendo esto mal y no solo era un mal entendido?

Cuando llegó a la entrada, Jongin tomó una decisión. Iba a pasar por el parque de remolques donde vivía Insung y echaría un vistazo. No haría daño, y la visita improvisada ayudaría a aliviar su mente.

―Pase lo que pase, sabes que te respaldamos. ―Chanyeol palmeó a Jongin en el hombro―. Ya sea que Kyungsoo sea tu pareja o no, tenemos un montón de habitaciones si necesita ayuda.

Aunque Jongin era propietario de una cuarta parte del rancho, era bueno saber que sus amigos estaban de su lado. Significaba mucho para él.

―Escuché que podrías estar detrás de algún pobre infeliz ―Sehun dijo mientras entraba por la puerta, simulando golpear a Jongin en el brazo―. ¿Quién es el desafortunado?

Jongin gruñó antes de golpear a Sehun en la parte posterior de la cabeza. ―Tu papá, hijo.

―Tu desearías ser tan afortunado de atrapar un apuesto hombre como mi padre. ―Sehun le guiñó un ojo―. Esa polla italiana es adictiva.

―No tienes remedio. ―Jongin dejó a Sehun riendo en la sala de estar mientras subió a ducharse. Quería estar fresco y limpio cuando acechara a Kyungsoo. Estar bien afeitado no lastimaría tampoco.

Alisó la mano por su camisa, tomando un buen vistazo de sí mismo en el espejo. Jongin no planeaba toparse con Kyungsoo, pero por si acaso, tenía que verse lo mejor posible.

Después de correr un cepillo por su pelo, Jongin tiró su sombrero en su cabeza, dispuesto a comerse el mundo, o al menos una pequeña parte de él. Bien.

Sehun le dio un silbido cuando bajó los escalones. ―Chico, te limpiaste

―Eso es lo que dijo tu papá anoche.

El hombre era afable, con una sonrisa de oreja a oreja. ―Me aseguraré de decirle eso a mi ma.

Jongin se congeló. La señora Kim Mi-Sook podría retorcerle el pescuezo a Jongin si supiera que él había estado hablando sucio. Nunca sería capaz de hacer frente a la dulce mujer de nuevo. ―Tú no lo harías.

Sehun no perdió un segundo para llegar a su teléfono. Jongin lo abordó, tratando de golpear el teléfono celular de la mano del shifter oso. Cayeron sobre el sofá, golpearon el suelo, y derribaron un cubo que contenía revistas de ganado.

Todo el tiempo, Sehun estaba riendo. ―Está bien, tú ganas.

Jongin lo miró, negándose a dejarlo levantarse. ―Jura que no vas a llamarla. ―Porque si la señora Mi-Sook se enteraba de la boca sucia de Jongin, entonces la madre de Jongin podría saberlo después.

Y Jongin preferiría enfrentar un pelotón de fusilamiento que a Kim HeeSeon. Incluso el padre de Jongin había temido a la mujer cuando estaba vivo.

―¿Qué gano yo? ―Preguntó Sehun, manteniendo el teléfono fuera de su alcance―. Tu fuiste el que estaba hablando sobre azotar a mi papá.

El pastelito del Vaquero - KAISOOWhere stories live. Discover now