"Siempre la veía desde mi ventana, ella siempre estaba escribiendo en su laptop. Parecía olvidar cualquier cosa a su alrededor, no había vez que no luciera muy metida en ello. Tal vez eso era lo que me hacía mirarla tanto."
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Lily Anderson
El hecho de que tuviese la mano inmovilizada no significaba que no pudiese hacer nada. Eso no me lo iba a impedir.
Así que cuando los chicos me invitaron a la feria, por supuesto que acepté. Les pregunté si podía ir también Abby y todos aceptaron, así que tras insistirle un poco a mi novia, aceptó.
Como Luke, ella y yo vivíamos prácticamente en el mismo lugar, fuimos juntos a la feria que quedaba a unos minutos de ahí. Pensé que el camino sería un poco incómodo, pero, de hecho, ellos hablaron más que yo, dejándome sorprendida.
Al menos hasta que Luke empezó a molestarla preguntando cuando actualizaría Peligrosa Seducción, ella se apenó y no habló más el resto del camino. Pero aun así no fue incómodo.
Lo que me tenía preocupada era que Marco fuese a soltar la lengua con Luke, pero íbamos a estar todos y la verdad no creí que lo fuese a decir frente a todos.
Creí mal.
Cuando llegamos a la feria, que solo iba a las afueras del pueblo en verano y algunas veces en época navideña, ya nos recibía el olor a palomitas y a... niños.
Sabía que habría niños pero eso no evitaba que lamentase ese hecho. No me gustaban mucho.
Abby tomó mi mano libre y supe que se puso nerviosa porque miraba todo con pánico.
— ¿Estás bien?
—Sí... es que no salgo mucho. Me da miedo.
—Anda, para que conozcas a los demás —le dijo Luke.
Y así mi mejor amigo se enganchó del brazo a mi novia, se la llevó y me dejaron sola.
— ¡¡Espérenme!! —grité yo más atrás.
Los alcancé trotando, ya iban hablando de que se querían subir a la rueda de la fortuna. A mí me daba miedo, pero no dije nada.
Pronto llegamos a donde estaban los demás, más apartados de todo. Ahí habían, más que todo, unos adolescentes raros que supe que estaban fumando por el humo que los envolvía, y un poco más allá estaban mis amigos.
Nosotros no éramos de esos de las series que se metían polvo por la nariz y se montaban una orgía donde pudiesen. Éramos más... de los normalitos. Dentro de lo que cabe.
Estaban Marco –que lucía medio fastidiado–, Ellie –que hablaba hasta por los codos–, Melissa –que escuchaba a la anterior– y Perla y Matthew que lucían muy embobados uno con el otro.
—Llegaron por quienes lloraban —fue Luke el primero en saludar.
Les presenté a Abby, que estaba medio nerviosa, pero todos supieron congeniar con ella, lo que me alivió considerablemente. Aun así, ella se mantuvo pegada a mí todo el tiempo. Usualmente era un poco más alta que yo, pero con las botas que cargaba puestas casi me sacaba un poco más de media cabeza.
