Solo pregunta casualmente, así de «Hey, ¿qué escribes?»

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Antes de contarles lo que hice, voy a ponerlos un poco en contexto

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Antes de contarles lo que hice, voy a ponerlos un poco en contexto.

Vivía en un departamento, eran varios, en realidad. Todos compartían un enorme estacionamiento que también estaba lleno de naturaleza, era raro no ver por ahí a algún niño jugar o a algún adulto conversando, pero aun así todo era muy pacífico.

Mi edificio tenía vista a la parte de atrás y también a la ciudad, por lo que siempre me la pasaba pegada a la ventana, aparte de que también era muy chismosa.

Había una chica que bajaba cada tarde a las cuatro con una mesita portátil y su laptop, a veces llevaba café y otras veces no, y bueno, era muy linda, así que no podía no fijarme en ella.

Tenía el cabello castaño y un montón de pecas cubriéndole el rostro y los brazos, era alta, eso se veía de lejos, y delgada. Solía usar ropa suelta y de colores pasteles, pero todo le quedaba bien. Siempre llevaba el cabello suelto, y las raras veces en las que no, lo llevaba en un moño terriblemente desordenado.

Siempre la veía tecleando, así que supuse que ella escribía. Además, a veces hacía caras muy graciosas. Algunas personas se le quedaban mirando cuando pasaban y los niños que jugaban la ignoraban deliberadamente, pero ella siempre lucía muy concentrada en lo suyo.

Y yo muy concentrada en verla.

No supe en qué punto sentarme a las cuatro en mi ventana se volvió una costumbre. Y si no hacía eso, bajaba a trotar o caminar a esa misma hora por todo el lugar, siempre dándole miraditas.

Pero, de nuevo, ella siempre estaba excesivamente concentrada en lo suyo.

En algún punto también me empezó a gustar, je, je.

La busqué en redes sociales y empecé a seguirla, me siguió devuelta, pero no hice un escándalo sobre ello porque tal vez solo lo hacía por amabilidad. Algunas veces, cuando me sentaba a verla como una acosadora loca, me imaginaba que ella escribía nuestra historia.

Sí, eso era soñar muy alto.

Ella arrugó la nariz y luego pareció borrar algo, después siguió con una expresión relajada. Ese día llevaba el cabello castaño y largo suelto, se le movía con el viento.

A veces, me entraban las ganas de bajar y decirle «Hey ¿qué escribes?», justo como me estaban dando en ese momento.

¿Y si lo hacía?

Lo peor que podía pasar es que me ignorara deliberadamente, o que tal vez no fuese tan amable como parecía y me dijese «no es tu asunto».

Pero como amaba verle el lado positivo a las cosas, pensé que tal vez sí me decía que escribía y empezábamos una conversación.

«Baja. Baja. Baja»

Tenía que hacerle caso a mi conciencia, por algo era mi conciencia.

¿Qué escribes? |LGBT|Where stories live. Discover now