Las cosas en el claro tienen que adaptarse pues hay una chica nueva.
Realmente ella nunca se enfocó en lo romántico debido a su situación, pero él hace prácticamente imposible el que ella no se interese.
El único problema es que ambos se dan cuenta...
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—¡Despierten! —Escuche gritar a Minho y desperté un poco desconcertada.
El chico me tomó de la cintura y me hizo a un lado sacándome del helicóptero mientras él se dedicaba a despertar a Thomas. Comencé a correr a dónde nos indicaban pero me sentía muy presionada.
Entramos a un edificio, había guardias por todos lados. Sin decirnos nada nos dejaron en una habitación, al girarnos pudimos ver un montón de comida sobre la mesa y sin dudarlo corrimos a sentarnos.
Todos comenzaron a agarrar de la comida, pero a decir verdad lo último en lo que pensaba ahora era comida.
—¿Necesitas que alguien te alimente? —Minho vio que no comía así que acercó un pedazo de carne a mi boca, solo seguía estampandolo y ya estaba toda manchada.
—¡bien ya basta! —Tome el pedazo de carne y lo comí para después limpiarme con la manga de mi blusa.
Al terminar de comer nos sentamos y acostamos mientras esperábamos a qué vinieran por nosotros o al menos a decirnos algo. No entendía quienes eran estas personas ni la mitad de lo que sucedía.
—¿Me extrañaron? —Pregunté burlona sentámdome al lado de Minho y Sartén.
—No puedo vivir sin ti, me atrapaste. —Dijo sarcástico mientras giraba los ojos.
—¿Estás bien? —Preguntó Newt en frente mío.
—Casi no comiste. —Lo siguió Minho, sin embargo el nunca levantó la mirada.
—¿Qué pasa con esta gente? ¿Cómo sabían que ya habíamos salido del laberinto?
—Guarda las preguntas para ellos, estamos cansados de tantas. —Dijo Minho mirando a Thomas y bufé.
La puerta se abrió y nos levantamos para ver lo que sucedía. Un hombre se asomo por ella y nos preguntó si estábamos bien.
—Disculpen tanto ajetreo, había una multitud allá afuera.
—¿quién es usted? —Preguntamos yo y Thomas al unisono.
—La razón por la que siguen con vida, y es mi intención que eso siga así. Bien, vengan conmigo, los llevaremos a instalarse.
Intercambiamos miradas antes de seguirlo pero no teníamos de otra.
—Pueden llamarme Janson, yo dirijo este lugar. Para nosotros es un santuario a salvo del mundo exterior. Una especie de descanso temporal.
—Es decir que ¿Nos llevará a casa?—Cuestiono Thomas.
—A una especie de casa. No quedan muchos de sus lugares de origen, pero tenemos un lugar para ustedes, fuera del desierto. Dónde cruel jamás los hallará de nuevo.
