33. Liberación a Hill.

Comenzar desde el principio
                                    

Salgo del despacho, agarrando el móvil y metiéndolo en mi bolsillo. Cierro la puerta tras de mí y me dirijo al salón, donde mi hermano menor está sentado, viendo la televisión. Él me mira, pero no dice nada, tan solo me ignora, como de costumbre. Últimamente lo noto más distante, apenas pisa por la casa, se la pasa fuera todo el tiempo. Deduzco que es por una chica, sobre todo por un par de marcas que tiene en la parte inferior de su cuello.

—¿En qué andas metido? —le pregunto, inclinándome hacia delante.

Apoyo mis manos en el sofá donde está él acostado, mirando la televisión. Él suspira y apaga la televisión, girándose hacia mí para prestarme atención. Sus ojos verde y azul miran los míos con cierto cansancio, como si le molestara mi presencia. No es tan diferente a la forma de ser de Damon, tan solo que él no es un inestable de mierda.

—En nada peligroso, como todos vosotros —contesta, encogiéndose de hombros—. Ah, me llamó el abuelo, preguntó por todos vosotros.

—¿Qué le dijiste? —pregunto, sin acordarme que tengo un abuelo todavía vivo.

Y es cura, irónico, ¿cierto?

—Le contesté que estabais como siempre, que tú habías huido de la cárcel y que estás de nuevo en la casa. Mañana nos hará una visita, dice que nos echa mucho de menos después de tantos años sin vernos —me informa él, con indiferencia—. Ah y también quería saber si alguno tenía novia o novio.

—Eso es algo difícil de conseguir para cualquiera de nosotros —comento, sabiendo que es verdad.

Es demasiado difícil tener una relación estable. Yo, porque principalmente soy un psicópata y no puedo sentir nadie hacia nadie, excepto una obsesión terrible. Duncan no busca nada serio con nadie, tan solo quiere divertirse. Damon... es parecido a mí, pero mucho más agresivo e impulsivo. Daryl busca lo mismo que Duncan. Y Dash, sinceramente no tengo la menor idea.

—Ya —dice, queriendo dar por zanjada la conversación.

—No eres tan normal como todos creen, Dash —me acerco a él, con una amplia sonrisa—. Yo puedo ver mucho más allá de la mirada y créeme, que a mí no me engañas, hermanito. Escondes algo entre manos, lo sé, pero voy a dejar que sigas adelante con ello, porque no es algo que me incumba.

—¿Y para qué me dices todo esto? —pregunta, frunciendo el ceño.

—Para que sepas que no eres tan distinto a todos nosotros, que no eres el chico bueno de los Lombardi. Y espero que esa chica sepa dónde se está metiendo, porque si no, le esperará un futuro terrible.

—¿Cómo mierda sabes lo de esa chica? —cuestiona él, con cierta molestia.

Tiene un par de marcas en el cuello, es tan estúpido que ni cuenta se da.

—Lo sé todo —le respondo con una amplia sonrisa de burla—. Que no quiera decirlo es otra cosa, Dash. Venga, cuídate —le doy un par de palmadas en el hombro, antes de irme.

Tenía pensado irme a la cama después del día de hoy, pero no puedo todavía. Si mañana viene mi abuelo, el gran Gabe Lombardi, no puedo desaparecer de la nada para matar a Hill. Entonces resuelvo esta noche ese asunto, dejándolo aparcado a un lado y mañana podré ver a mi abuelo, sin mil cosas pendientes en mi cabeza.

#

La luz roja ilumina toda la estancia, como de costumbre. Hill ya no está en la jaula, sino en una silla, medio adormilado. No estoy solo, a mi lado tengo a Damon que también quiere participar en esto. Lo encontré nada más llegar al hotel, junto a Duncan, que está organizando una pequeña fiesta en uno de los grandes salones. Un cumpleaños, el de una niña, no sé muchos detalles y tampoco me importa mucho.

La psicopatía de Darek [+21] ✓ (Borrador 2021)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora