25. Huida.

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Darah Evans

—¿Crees que estarán bien? —pregunta Dash, hablando por segunda vez en todo el rato que llevamos juntos.

—Eso espero —murmuro.

Escuchamos varios disparos, pero no logramos ver nada por la oscuridad de la noche. La lluvia me empapa entera en cuestión de segundos, moja mi cabello, mi ropa, mi piel, todo. Dash está igual o peor que yo, ambos estamos en la lancha, sin un techo que nos cubra de la lluvia que está cayendo. Sí tenían razón en una cosa, en la tormenta que se está formando el día de hoy.

El viento mueve con gran fuerza la lancha, parece que me voy a caer de ella de un momento a otro. No dejo de mirar hacia el muelle, con la posibilidad de ver al menos a uno de los Lombardi, pero no dan señales de vida. Suspiro, impaciente, sin saber qué hacer. Sé que no debo moverme de aquí o me matarán a mí también, en vez de ayudar sería un estorbo.

No veo a ninguna lancha acercarse para iniciar alguna persecución, es más, la isla está en silencio, a pesar de los disparos. Nadie sale a la calle para ver qué pasa, nadie se asoma a las ventanas del hotel. La lluvia camufla algunos disparos, al igual que los truenos que caen cerca de esta. Algunos me toman por sorpresa, sobresaltándome.

—¿Dónde estáis? —pregunta Dash, probablemente por la radio—. Mierda —maldice, en voz baja.

—¿Qué pasó?

—Nada —contesta, rápidamente.

No me fío de ese "nada". Sé que pasó algo, porque en ese momento un relámpago ilumina todo el cielo, con ello también a nosotros y veo a Dash más tenso, removiéndose incómodo en su asiento y con ambas manos en el volante, dispuesto a salir pitando cuando lleguen los demás.

—¡Ya llegamos, con un herido por ser estúpido! —grita Daryl, subiéndose a la lancha con cuidado.

—Te voy a meter una bala por el culo —amenaza Darek, sonando débil.

—¿Qué pasó? —pregunto, viendo como entran todos en la lancha.

—Le dispararon —me informa Daryl—. En el vientre, está perdiendo sangre y no sé si vaya a llegar vivo hasta el refugio —dice, con pesimismo, algo raro en él.

—Sobrevivió dos días —comenta Duncan, mientras Dash pone en marcha la lancha—. Esperemos que aguante unos minutos, no creo que...

—Dirígete al puerto —le manda Daryl a Dash—. Abandonemos el plan, no nos sigue ni un alma —observa él, que somos los únicos que estamos en el mar.

Me acerco a Darek, él está sentado con una tela en el vientre, presionando la herida. No presto atención a lo que dicen los demás, sobre dejar el plan de ir por los conductos subterráneos, ya que tardaríamos el doble en llegar al refugio. Agarro mi móvil, activando la linterna e iluminando el cuerpo de Darek, la chaqueta, aunque es negra se nota que está empapada de sangre. Mierda, está perdiendo demasiada.

—¿Tenéis alcohol? —les pregunto a los demás.

—¡No es momento para ponerse a beber! —protesta Daryl.

—¡Para la herida, gilipollas!

Oigo a Darek soltar una pequeña carcajada, al menos está consciente. Alguien me tira un pequeño bote de alcohol, para curarle la herida a Darek. Aparto hacia un lado la chaqueta que tenía presionada contra la herida, compruebo su estado, levantando su camiseta y viendo un pequeño agujero lleno de sangre. Vale, aplica tus conocimientos sobre medicina, Darah. La hemorragia aún no se detiene, la herida sigue sangrando una barbaridad. Me quito la cazadora que llevo puesta para aplicársela en la herida, haciendo una fuerte presión.

La psicopatía de Darek [+21] ✓ (Borrador 2021)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora