Guerra Fría

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Hay en mi interior una guerra entre espada y escudo, una encuesta para descubrir quién ganará. ¿La razón o la verdad?

La razón es saber que tienes la verdad en tus manos sin poder explicarla a totalidad, reflejando en el espectro visible de los ojos una luz apagada que aunque ténebre, iluminada. Esa luz negra que refleja un arcoiris de colores, siendo atravesada por un prisma de dolores cuadrados encerrados en el cristal roto del corazón.

Guerra Fría del alma que comienza demasiado pronto. A penas terminaba la segunda y ya comenzaba una nueva. Una lucha de emociones internas imparables y duraderas. Cuarenta y cuatro años en guerra. ¿Realmente es el número más perfecto que puede describir tanto azote? Tanto ha diezmado la vida que la tierra se pondrá de duelo una vez más.

Y de repente se extiende un cordón para medir el vacío inerte que aunque en pausa, a la vez en constante rotación imaginaria. Todo lo que ocurre es el movimiento incipiente de dos cuerpos, esperando por la ley de inminencia que me mantiene espectando de cosas que son inexpugnables.

Estoy en una Guerra Fría que calienta cada espacio de mi ser. Es el infierno mítico que arderá por siempre. No congela, mas bien derrite a vapor cada fibra de mi cuerpo como un volcán en erupción. Estoy dentro de la estructura geológica sumergiéndome en el magma ardiente que erosiona mi piel mecánicamente.

Una guerra ideológico-social destruye a bombazos el latido de mi corazón siendo liderada por una potencia mundial. No sólo destruye, países y medio ambientes sino que segrega mi alma de mi cuerpo. Es la fuerza arrécima que no se detiene nunca, sin piedad arrasa y arrasa con cada pequeño detalle de la ecología.

La vida quiso acordar la paz con su enemigo belicoso pero cada intento fue en vano, cada intento por conseguir una tregua se esfumó entre tanta neblina, entre tanto auge de mentiras.

Estoy en medio de esta guerra entre Dolor y Alegría. Entre la Esperanza y la Melancolía, entre el Amor y el Odio, sobre todo es una guerra entre la Vida y la Muerte.

Sin más, me encuentro en una Guerra Fría que aún sin ser prisionera lo soy, que aún sin portar un escudo lo tengo asido a mi diestra, que sin sostener una lanza, aún aparece en mi mano izquierda. Que aún estando aquí frente al espejo, al mismo tiempo estoy en medio de un campo de batalla. Porque ahora veo imágenes borrosas en un espejo de metal.

Lluvias de Silencio [En Curso]Where stories live. Discover now