CAP 42

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Al llegar se sentía extraño, no miento, quería ver el alba tocando en mar otra vez, no un edificio donde habita gente con problemas. Llevaba el álbum de fotos. Saludé y pedí ver a Jerome, dijeron que era hora de la comida así que me encaminaron a una celda diferente, pasamos de lado de una reja separando las habitaciones, ahí veía a muchas personas con los uniformes de Arkham, mire a la gente y busque a Jerome. Mientras mi mirada viajaba por el lugar ví a alguien que no creí ver.

—¡Señor Cobblepot! —solté el álbum, fue directo al piso—.

—¡Ana! ¡Ana! ¡Dile a tu maldito novio que no soy su juguete! ¡Me ha atormentado todo el tiempo que llevo aquí!

Mientras él gritaba todas esas cosas yo levantaba mi álbum.

—Señor, por favor algo más de discreción. —dije apenada—.

—Por dios Ana, ¡Todos saben que te tiras a Valeska!

Un guardia soltó una carcajada.

—Señor, lo siento yo no puedo decirle a Jerome que y que no hacer aquí. —le expliqué mientras él seguía exaltado—. Por favor, respeteme, lo que hago con Jerome es asunto mío.

Me di la vuelta, le indiqué al guardia que siguiéramos. El camino se desvió unos pasillos desde la última vez que vine. Ahora estábamos en un área más restringida y poco cuidada, la puerta que estaba enfrente de nosotros se veía fuerte para evitar desastres, ahora sé quién es el desastre. Abrió con una tarjeta especial y un código, me guío y la celda es amplia y sola. Me dejó seguir. Abrió la puerta y se hizo a un lado para que entrará. "Aquí está". Di un paso para el frente y me paralice. Me entró un terror terrible, lo pensé dos veces o más de veinte. Pero entre. Cerro la puerta de inmediato, solo veía el techo. Cuando el valor regreso a mi busque en la cama… ahí estaba con un nuevo corte y mirando el techo.

—Ho… —tosí para aclarar la voz—. Hola Jerome.

El miró de inmediato, se levantó y se acercó rápidamente a mi. Chocó su cuerpo contra el mío, detrás mío estaba la pared, así que me golpeé, sus labios se estamparon con los míos de forma dura y brusca. Gemí ante los golpes. Su boca asaltó la mía, sus labios se movían de forma aleatoria y fuerte, creo que no quería besarme, solo chocar conmigo. Yo intentaba mover mis labios pero era difícil. Con mis manos intentaba empujarlo levemente para que no se interpretará como una grosería, pero no sé separó. Tomó mi nuca y me acercó más, su lengua abrió mis labios de forma ruda y la metió sin previo aviso. Abrí los ojos por la sorpresa y observé los suyos clavados en mí, tenían coraje y deseo. No me dejó de mirar, me sentía pequeña. Cerré mis ojos para evitar la vergüenza, sus besos se hicieron llenos de saliva, ya no podía respirar, sentí una línea de saliva caer por mi mentón, lo empujé ahora más fuerte. Él mordió mi labio inferior muy fuerte, gemí y por el dolor mis ojos se llenaron de pocas lágrimas. Lo empujé más fuerte. El cedió y antes de alejarse mordió más fuerte.
Mi respiración estaba entrecortada, no pude respirar. Jadeaba de manera brusca mientras miraba el piso, el shock duró unos segundos, después lo miré, él tenía los puños cerrados dejando los nudillos blancos por la fuerza, su mirada estaba en mi, se veía molesto, demasiado molesto. Creo que no es momento de hablar de nada. El silencio era incómodo mientras nuestras miradas se encontraban, miradas totalmente diferentes; una llena de coraje y molestia, la otra llena de miedo e intriga.

—¡Tardaste más tiempo! —el grito mientras yo brinque del susto—. ¡Dijiste dos malditas semanas, tardaste más! ¡Creí que no volverías!

Estaba asustada. No sabía qué hacer. Pero guardé la calma lo más que pude. Aunque mis rodillas temblaban, muy en el fondo una vocecita me decía: "Puede que te haga algo, así que obedece".

ONE BAD DAY Where stories live. Discover now