🍬 SourCandy 🍋 »omegaverse«

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Mi infancia la viví con mi abuela, una persona realmente cariñosa de sangre venezolana. Mi padre, como periodista de una de las principales cadenas televisivas, vivía básicamente en el tren. A mi madre, no llegue a conocer, falleció a mi segundo día de vida, pero, siempre lo sentí tan cerca. Todos hablaban de él, y su foto estaba por todos lados.

Desde pequeño tuve dificultades para avanzar. Siempre el ultimo en juntar silabas, en dejar pañales, en caminar, en las notas, en todo.

-...y este sería el lugar más seguro, el reino de las mandarinas- dijo con una sonrisa soñadora.

-¿Porque de las mandarinas?-

-Porque, hoy mi hermana mayor me mandó algunas, y como eres mi futuro esposo te voy a dar - sus palabras no tardaron en colorarme- además de que me das pena.

Molesto por lo ultimo, le di un leve empujón al que ella respondió riendo sin soltar el tronco. Me di la vuelta y me senté en el borde de la maceta de cemento pálido.

-¿No quieres?-sentí su voz y mirada detrás de mí. Me di la vuelta, la vi con el cuerpo apoyado sobre nuestro árbol favorito, uno que nos daba a toda la escuela la bienvenida.

-Sí- no era muy fanático de ellas, pero por ella haría una excepción.

Con ella, desde el comienzo me sentí más cómodo. No era normal ver a  betas con alphas, menos si era una beta, pero no me importaba. 

Al menos al principio.

Su simplicidad y claridad me cautivaban. Le gustaba disfrutar del presente, saborear la vida con lentitud. Por eso llegamos a encajar  tan bien, mientras otras niñas ya pensaban en criar hijos, ella quería que su niñez durara lo más que se pudiera, en un mundo en el que ella, seguramente, sería obligada a madurar con rapidez. Y yo, junto a ella, no me sentía presionado, era libre de ir a mi ritmo, sin sentir miradas que me recriminaran el hecho de ser un alpha "retrasado" e "infantil".

Cómo no éramos los mejores en nada, solíamos no destacar tanto, y entre nosotros, lográbamos ser los pilares del otro. 

Imaginando la acera como lava, las flores como veneno apocalíptico y nuestro arbolito como un refugio.