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_ Muévete un milímetro y estas muerta._
El corazón se me atragantó en la tráquea y todos mis sentidos estallaron de terror.
Mierda, mierda. ¿Sería el tipo de negro?Estaba segura de que si.
Carajo, podía vivir o morir viendo su rostro, una de dos. 
¿Por qué la curiosidad era la opción más latente?

El arma seguía firme en mi cabeza y su presión era dolorosa. Los segundos pasaban y sentía al enmascarado  dudar demasiado, bueno, eramos dos.
Al final me atreví a hablar, era todo o nada.

_ S-señor...Entiendo que no quiera revelar su rostro pero..._

_ No hables y dame la máscara._  ordenó ente mezcla de enojo y ansiedad.

Vaya,¿por primera vez era una amenaza?Mi vida colgaba de ese hilo de amenaza pero también me daba ventaja.

_ Señor yo..._

_ Pasame la maldita máscara o dispararé._ vociferó y oí que quitó el seguro del arma.

Tragué duro y cerré mis ojos con fuerza sosteniendo con la misma intensidad  su máscara.

_ Comienzo a pensar que si nuestros rostros desconocidos el uno del otro son una debilidad ya no tiene valor nuestro trato._ dije temblorosa.

_ Ha-na, dame la máscara,ahora._ pidió entre dientes.

_ Usted mismo dijo que debíamos aprender a confiar en el otro para que esto pudiera funcionar. Bueno, esta es su prueba, muestre su rostro y mi lealtad será suya, así nada podrá fallar._ propuse.

_ La confianza tiene límites, por lo que tampoco olvides que soy tu superior y tu vida está en mis manos._ retrucó en tono gélido.

_ Sí y por eso estoy obedeciendo sus órdenes, pero también quiero algo de igualdad. Si tenemos un trato y propusimos confianza, al menos que sea justo para ambas partes._ 

_ Estás aquí porque la vida no es justa, tu discurso no servirá de nada._ 

_ Tiene razón y por eso no dejaré pasar esta oportunidad._ sentencie y lancé la máscara lo más lejos que pude, haciendo que caiga a una distancia buena considerando que apenas pude moverme.

_ ¿¡Estás loca!?_ ladró sacudiendo mi hombro, sin dejar de apuntarme.

_ No, pero soy consciente de que puedo morir, no se preocupe. Ahora puede matarme sin culpa, lo merezco, o puede dejarme ver su cara y seguir con nuestro plan en plena confianza._ dije respirando dificultosa _ Todo está en usted, la decisión que tome tendrá sus consecuencias, decida si van a ser negativas o positivas...Yo..._

Me dió la vuelta bruscamente poniéndome de pie y choqué contra un cuerpo fornido vestido de negro tal como el enmascarado negro lo hace.
Cuando elevé mi mirada me encontré con el rostro de un hombre que supera los treinta o tal vez un poco menos, de facciones filosas y endurecidas.
Ojos marrones oscuros, piel levemente amarronada, labios pequeños, nariz perfecta. De cabello negro peinado hacia atrás.

Se notaba a leguas que era un hombre elegante pero sumamente intimidante, su mirada me heló los huesos e hizo que mi cuerpo temblara como gelatina pero eso no evitó que una leve sonrisa se deslice por mis labios. 
Mi gesto lo hizo querer fruncir el ceño pero lo contuvo y mantuvo su expresión de fuego.

_ Solo te doy una advertencia Ha-na y recuerda sobre todas las cosas,no puedes traicionarme, ya no resistiré el matarte si eso llega a pasar._ bajó el arma y la tiró al suelo para tomarme de los brazos y acercarme aún más a él.
Podía sentir su aliento casi dentro de mi.

_ ¿Lo entiendes?No vuelvas a atreverte a jugar conmigo._ amenazó furioso.

¿Pero no era este un lugar donde juegan? Bueno, da igual, no era mi intención de cualquier forma.

_ Lo entiendo, lamento que haya parecido así. Pero sepa una cosa también, no me hubiera mostrado su rostro si no hubiera querido, matarme no es algo que sea difícil de hacer, no lo valgo aunque piense que puedo ayudarlo. Así que...Estoy agradecida porque haya confiado en mí._ hable sinceramente y ensanché mi sonrisa.
Ahora si arrugo sus duras facciones y aflojo su agarre.

_ Creo que debería irme, tengo mucho que hacer.¿Quiere darme los calmantes ?_ inquirí simple y suspiró dejándome ir.

_ Ya no será necesario, sal como entraste. Puedo confiar en que solo seguirás hacia la salida._ expresó en tono cansado.

_ Lo haré._ asentí segura _ Espere por noticias mías. Señor ya no enmascarado._ me despedí e hice una leve reverencia para marcharme.

***

Caminando sin rumbo llegué hasta la puerta del lugar donde estaban los jugadores.
Sin querer regresar a mi asfixiante habitación decidí meterme en el salón para ver a la gente ahí, me había desconectado por completo de ellos, ni siquiera sé cuantos juegos pasaron desde el de la soga.

Dentro las luces estaban apagadas pero se veía algo como para andar con cuidado. Todos parecían dormir, imagino que estaban exhaustos, vaya dios a saber que estaban pasando y cuantos más habían muerto.

Observando por ahí vi un extraño movimiento y logré divisar a un rojo hablando con uno de los jugadores. Me acerqué hacia ellos y logré reconocer a ese hombre llamado Gi-hun hablar con un círculo.
Ahí la escena de ese día de la pelea aquí me llegó a la mente.

_ ¿Qué hacen?_ pregunté llamando su atención y Gi-hun salto del susto.

_ Oh, eh...Solo hablábamos de los jugadores muertos señor..._ se explicó nervioso y obvio no le creí.

_ ¿Con órdenes de quien puedes hablar con un jugador, círculo?_ encaré al círculo y este se me quedó viendo. _ Respóndeme,¿quién te dio órdenes?_ 

_ Un triángulo, ¿tú porqué estás aquí?_
Ups.

_ Me enviaron a monitorear que todo estuviera en orden._ menti segura.

_ ¿Desde cuándo hacen eso?¿Es porque quedan menos jugadores?_ quiso saber 456.

_ Eh, si, por eso._ volví a excusarme y entonces como si el cielo me estuviera mandando una señal, algo brilló en el bolsillo del círculo.
Ahí estás maldito.

Pero no quería hacer un escándalo aquí, teníamos que estar a solas y así atraparlo.

_ Circulo, ya debemos volver a nuestras habitaciones, vamos. 456, vuelve a tu cama._
Ambos obedecieron y  junto con el rojo salimos, cuando quiso irse lo tomé del brazo deteniendo su paso.

_ Tú, ¿quién eres?_ exigí saber.

_ ¿Qué?_ 

_ ¿Por que tienes un móvil?Eso está prohibido, ¿quién demonios eres?_ escupí.
Se quedó en silencio y de repente se soltó de mi agarre empujándome hacia atrás,caí al piso y él comenzó a correr.

_ ¡No!_ grité levantándome lo más rápido que pude _ ¡Regresa!_ seguía alejándose y no podía perderlo _ ¡Oficial Hwang!_  desgarré mi voz gritando lo último y lo vi frenar en seco a lo lejos.
¡Había funcionado!¡Dios mio!¿Sería él?

Cuando fui a avanzar hacia él de la nada salieron dos triángulos y me bloquearon el camino.

_ Eres tú,¿no?_ dijo uno.

_ Si, el número 30._ soltó el otro.

_ Mira a este hijo de puta, cambiando de posiciones solo porque es un privilegiado. _ rió sin gracia.

_ ¿Qué?¿No nos recuerdas? _ río el otro al verme confundida _ Somos a esos que castigaron por tu culpa en la sala de control._
No puede ser, no ahora. ¡Carajo!

_ Si y venimos a cobrarnos eso,¿creíste que te la llevarías todas de arriba? _ 

_ Claro que no maldito, te enseñaremos a que aquí no puedes meterte con cualquiera, no es tu sala de juegos de privilegiado. Lo que te espera._ rieron al unísono y me tomaron a la fuerza arrastrándome lejos de ahí, de donde el círculo ya se había ido.
Por más que pataleé, grité y luché, no logré salvarme. 

Y no quiero repetirlo de nuevo pero...estoy acabada.

RED.Where stories live. Discover now