Capítulo 45. Distancia

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—¿Quién quiere comer? ¡He hecho macarrones con queso!

Mientras sus hijos se peleaban por poner la mesa Ally terminó de espolvorear un poco de parmesano por encima de la pasta y sirvió los platos, de los que empezó a salir un olor tan delicioso que consiguió hacerles la boca agua a todos.

Cuando estaban terminando de comer sonó el timbre. Ella miró extrañada a su marido, ¿esperaba a alguien?

—Creo que deberías abrir, yo recojo esto— dijo él con una sonrisa pícara.

Ally fue hasta la puerta algo confundida y cuando abrió se vió bañada en una lluvia de confetti.

—¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos Ally, cumpleaños feliz!— cantaron sus amigos.

Allí estaban Dez y Trish, el pelirrojo cargaba con una tarta gigante en la que se podía leer «Felicidades Ally» pintado en letras rojas sobre el chocolate blanco.

—Quería que estuviésemos solo los cuatro, como en los viejos tiempos— comentó su marido a su espalda —he mandado a los niños arriba, antes de que vean la tarta y no quieran irse hasta que se acabe— bromeó.

Mientras Austin y Dez partían pequeños pedazos de tarta en la cocina, Ally y Trish se sentaron en el gigantesco sofá del salón.

—¿Qué tal estás?— preguntó Ally a su amiga.

—Tengo días buenos y días malos— contestó —a veces pienso en llamar a Jace, se me olvida que ya no está —la mujer suspiró intentando no perder las fuerzas para seguir hablando —pero tener a Magnolia a mi lado me da toda la alegría que necesito, ¡y hoy es el cumpleaños de mi mejor amiga y nada del mundo puede hacerme estar mal en un día así!

En ese momento llegaron los hombres con los platos de tarta, en el de Ally había una vela diminuta pinchada en el medio.

—Casi se nos olvida que tienes que apagar las velas— dijo el pelirrojo —no puedes perder tu deseo de cumpleaños.

Su marido le puso el trozo delante y ella cerró los ojos y sopló, cuando los abrió todos la miraban expectantes, sabía que iban a preguntarle cuál era su deseo pero no lo iba a decir, no podía permitir que no se hiciera realidad. Había deseado que siguieran todos juntos para siempre.

—Tío, ¿podrías partir otro trozo de tarta?— preguntó Austin al pelirrojo.

—No tengo hambre pero vale— contestó él mientras se levantaba e iba a la cocina.

El rubio abrió la boca para quejarse pero antes de poder decir nada sacudió la cabeza y se encogió de hombros. Tendría que haber ido él mismo a por ella.

—Ya queda muy poco para Navidad, ¿sabéis ya lo que vais a hacer?— preguntó Ally.

—Yo creo que me quedaré en casa con Magnolia, no me imagino tener que ir a casa de mi madre y soportar a mis tropecientos primos y sus familias.

—Darrie está ocupado hasta la mañana de Nochebuena así que no podremos ir a Los Ángeles con la familia de Carrie— dijo Dez que volvía en ese instante con un nuevo pedazo de pastel que Austin se quedó mirando embobado.

—¿Y vosotros? ¿Iréis a casa de Mimi y Mike como en los viejos tiempos?— preguntó Trish.

—No... Mimi ya no puede hacerse cargo de algo así...— comentó Ally —me va a tocar prepararlo todo aquí, menos mal que aún no estoy teniendo muchas molestias del embarazo, casi no he tenido náuseas matinales.

—Ya verás como todo saldrá genial, además me tienes a mí para ayudarte— le animó su marido.

—Si claro, y que todo el mundo termine cenando tortitas en Nochebuena— bromeó ella —por cierto... ¿queréis ver una cosa?

When Future Becomes Past.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin