Capítulo 38: Engañosas Primeras Impresiones.

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Oscuridad.

¿Cuánto tiempo paso desde que se encontraba hundida en ella?

Ah, no lo sabia. Hace mucho que habia perdido la cuenta del mismo.

Y con el, otras cosas también se perdieron.

Por ejemplo, la luz del sol.

El calido tacto de sus rayos sobre su cuerpo, y la brisa solar en su cabello, ya no podia recordar como se sentia.

Ahora no era mas que un frio susurro en el viento helado, su esencia, antes gloriosa e infinita, ahora se encontraba dispersa, reducida y atada a algo que ya no existia, negandole la posiblidad de volver a casa.

Atrapada.

Perdida.

Sola.

Siempre entre sombras.

En algun punto, el mundo que amaba, y los seres que habia adorado, la habían abandonaron en aquel eterno sufrimiento, donde pasaba el correr de los siglos, pero nada cambiaba.

<<¿Porque? ¿Porque? ¿Porque?>>

Siempre observando, viendo la misma historia repetirse, eternamente, el desgaste de su alma y cordura, comenzaba a ser corrosivo.

Aquello, sin duda, habría hecho enloquecer a cualquiera.

Ella no era la excepción. 

Quizas, ese fue el motivo lleno de auto-compasión, y egoismo, la escusa perfecta que uso, para aferrarse a la pequeña esperanza que albergo ante la llegada de dos doncellas hace mucho, mucho tiempo atras.

El fundamento que uso para aprovecharse del deseo de una triste y temerosa alma.

La razón para quitarle aquello vital a la joven de cabellera dorada, que ahora se encontraba desplomada en el suelo.

Incluso el motivo para destruir y manipular la vida de la desafortunada forastera que llamo su atención aquella noche, en aquel mundo desconocido.

Quien fue perfeccionada de forma que pueda cumplir su voluntad.

Todo por una misma causa.

Tal era su deseo de reivindicación, que terminó por corromper su propia esencia y no pudo ver que en la sombra de su obsesión, algunos peones se rompen.

Y el primer paso, era una simple lagrima.

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Quieta.

Me quede estática en mi lugar, esperando que alguien me dijiera que demonios estaba pasando.

Todo era una maldita locura.

<<¿Como es que siempre termino rodeada de gente extraña?>>

A estas alturas, sentía que era algo personal.

Me encontraba atrapada entre los brazos del padre de Nei, aquel que hace tan sólo una hora, pensaba que no era más que una bestia gelida sin corazón, ni lagrimas.

<<Pero esto...>>

Un tirano loco era más acertado en este momento.

Por su culpa, no solo estaba en una situación demasiado extraña, sino que también, me impedía, con su cuerpo, ver al joven que había entrado de una patada al cuarto.

<<Mi cabeza...>>

Con Asmed maldiciendo y la Capitana del ejercito negro tratando de poner orden en el lugar, yo solo me sentía perdida.

¡Salvare a la Rosa de Marchitarse!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora