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Delfina
El cielo estaba celeste en Tucumán y el sol me daba directamente en la cara, me senté en el primer banco que encontré y cerré los ojos para sentir la brisa mover mi cabello. Últimamente vivía tan a las corridas que eran realmente pocos los momentos en los que me sentaba sola a disfrutar de un lindo día. Abro los ojos y las ideas y recuerdos comienzan a cruzar por mi cabeza. Durante los últimos años me había vuelto experta en ahuyentar recuerdos del pasado y hasta sin querer a las personas que habían formado parte de el.
El primer año después de lo ocurrido la había pasado bastante mal, el streem y las redes sociales solo servían para recordarme continuamente mi realidad así que paulatinamente fui alejándome, hasta que un día solo no prendí mas. Cerré todas mis redes sociales e intente evitar todas las televisiones que se me cruzaban, creyendo que algún día estaría lo suficientemente bien como para volver a todo eso, pero con el tiempo me di cuenta que solo me encontraba verdaderamente en paz alejada de ese tipo de recuerdos. Muchos podrán decir que es solo una forma de ignorar el pasado pero mientras yo me sienta en paz cual era el problema.
Con Santiago ya llevábamos 2 años de relación y hace varios meses que habíamos decidido irnos a vivir juntos. Al principio fue difícil perdonarlo por lo ocurrido pero con el tiempo entendí que éramos solo dos adolescentes rodeados de la mirada de un publico gigante y que tal vez todo se nos había ido demasiado de las manos. Con el tiempo pudimos rehacer nuestras vidas alejados de todo eso y hoy podría decir que somos una pareja bastante...normal. El me trata de maravilla y todos los días se encarga de hacerme feliz, por mi parte siento mucha paz a su lado y creo que estamos en un buen camino.
En cuanto a mis amigos todos habían intentado de alguna forma ayudarme a salir de eso, a que volviera a ser yo pero me cerré tanto que con el tiempo se rindieron. Ali era la única que me quedaba, se había ido a vivir a Buenos Aires hace 2 años cuando yo ya estaba reconstruyendo un poco mi vida y desde ese entonces me llamaba por teléfono por lo menos una vez a la semana, sin embargo sabia que tenia prohibido mencionar el pasado o a las personas que formaban parte de el, en especial a una.
Hablando de la rubia me hacia muy feliz verla triunfar en las pasarelas, se había vuelto una de las modelos mas reconocidas del país, sin embargo su esencia nunca había cambiado, era la misma Alicia que vivía en Tucumán y le gustaba salir de joda conmigo todos los findes. Sonreí pensando en ella y decidí sacar mi celular para llamarla.
—¿Aló? — Me atiende entre risas mientras se escucha a alguien hablar despacio al otro lado —Shhh es Delfi —Susurra callando a la otra persona
—¿Amiga? Si estas ocupada te llamo mas tarde...
—Nono, para vos nunca estoy ocupada— Dice mientras se la escucha caminar alejándose de la otra persona —¿Qué paso wacha?, ¿ya te peleaste con el boludito? digo... Santiago
