Es todo lo contrario.

Parece que conforme pasan los días, nos la vivimos en una constante lucha por ver quién jode más al otro.

Es cansado.

Me gustaría regresar a los días donde solo se trataba de compañía, ella y yo en casa, cocinar y follar.

Nada más.

Ahora no es así.

Mi mañana en la oficina empeora cuando recibo el llamado de mi asistente, diciendo que Nancy se encuentra aquí y que desea verme con urgencia.

Imagino que me entregará los papeles del divorcio ya firmados pues la fecha se vence mañana.

Le pido a Job que la deje pasar.

Ella reluce el abrigo blanco de piel y sus tacones resuenan en toda la oficina cuando entra. Las bajas temperaturas de otoño-invierno ya comienzan.

Me eleva las comisuras en notar que lleva el folder en mano. Me los extiende en silencio pero cuando los abro, menuda es mi sorpresa que me encuentro con las hojas intactas.

Sin una puta firma.

Me tallo el puente de la nariz rogándole al señor que me dé paciencia.

Su sonrisa me exaspera todavía más.

—¿Me explicas? —trato de sonar tranquilo. Ella toma asiento frente a mi escritorio y se cruza de piernas, como si ya tuviera un discurso preparado.

—No los firmaré, mi amor. Está muy claro.

—No me jodas con eso Nancy, firmalos de una puta vez.

—Nop. —la miro—. Quieras o no, me vas a escuchar. —rebusca en su bolso hasta que saca su celular y una carpeta con algo en el interior— Cariño, desde siempre supe que había algo extraño.
Desde que llegamos a Irlanda, todo terminó yéndose al carajo y hasta entonces no supe si se debía a mi.

—Mi fuente de desgracias siempre fuiste tú. Eso no era un secreto.

—Ajá —se abanica con la mano—, pues bueno, sé que tienes una amante. —enarco una ceja—. Aún mientras vivíamos juntos. —me apoyo del respaldo de la silla. Me extiende el nuevo folder y esta vez al abrirlo, me recompogo poco a poco sin creer lo que mis ojos ven—. Y sé también que la perra que te abrió las piernas desde un inicio, es nada más y nada menos que Grace Ballard. —tenso la mandíbula, mi respiración se vuelve pesada y mi cabreo aumenta mientras detallo cada fotografía nuestra. En los restaursntes donde cenamos, los centros comerciales que visitamos, la entrada al pent-house, yo besandola, ella abrazandome y finalmente, muchas más fotos nuestras en la cama.

Fotos de hasta hace apenas dos semanas.

La miro en busca de una explicación pero ella ya tiene la pantalla de su teléfono hacia mi, mostrándome un video también de aquel día. Este dura apenas un par de minutos.

Trago duro, molesto y enceguecido, sin embargo, no se lo demuestro. Mantengo una postura firme, incluso cuando el video termina y ella me enfrenta.

—Tienes de dos sopas, corazón. —juega con el peluche de su abrigo—. O te olvidas de esa absurda idea de querer divorciarte, regresas a casa CON TU ESPOSA y la dejas de una vez, como si nada de esto hubiera pasado... —me repara con superioridad—... O me encargo de volverte mierda a ti y a tu puta la reputación publicando estas... comprometedoras evidencias, mostrándole a Maxim y Catherine la clase de "amigo" que tienen y bueno, arruinarle la vida por completo a tu amante. —las ganas inmensas de asfixiar la hasta matarla, me sobran—. Dime tú, ¿Qué crees que dirá su papi cuando sepa que su mejor amigo se folla a su princesa? ¿Te imaginas?
Y tu no quieres eso, ¿Verdad?
Su apellido es muy llamativo en esta y muchas ciudades. El tuyo, tus padres...
Maura, piensa en ella amor. En Bobby...

𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 #𝟏 |njh| © Where stories live. Discover now