Levi la miró con una tristeza irremediable invadiendo su cuerpo, no había certeza de que su hermana o él vivirían, por lo tanto, era el momento de decir adiós.

—Hange decía la verdad—Levi hizo que Giselle lo mirara a los ojos—. Eres parte de este desenlace.

—Solo espero no decepcionarla, al menos con esto—dijo Giselle con simpleza, Levi posó su mano en el hombro de la mujer—. Oye, vuelve por mí cuándo todo termine.

—Sí—soltó el azabache.

Giselle dio una última mirada a su hermano, en el fondo algo le decía que no habría un reencuentro.

Al momento de separarse, pudo notar como aquél ciempiés comenzó a emanar un humo, la azabache buscó explicación únicamente mirando a la criatura.

La expresión de Connie formó una de terror—¿No es... lo mismo qué en Ragako?

Leyna levantó la vista hacia sus compañeros incrédula, y pronto lo asimilaron, iban a convertirse en titanes puros.

—¡Suban a Falco, salgan de aquí!—ordenó la mujer Ackerman, preparándose para pelear contra el ciempiés.

Mikasa tomó el brazo de Leyna, pero al sentir que ella no daba un solo paso volteó, la muchacha tenía su vista fija en el pueblo del Liberio, como Gabi abrazaba a sus padres, la mirada de la niña hizo que por instante recordara que ella también fue una niña de pueblo, una que quería proteger a sus padres, una que había dañado a esas personas, y tal como se lo había prometido a Falco, pagaría por lo que hizo.

—¡Vamos!—pidió la azabache.

Leyna negó la cabeza con suavidad—No puedo dejarlos.

Mikasa miró a espaldas de Leyna, Jean y Connie habían tomado la misma decisión, todos ellos se convertirían en bestias puras.

—¡Pero Leyna, y si Armin...!

—Él lo entenderá—interrumpió la pelirroja, haciendo que la azabache calle—. Está bien...

—Leyna—Mikasa tomo la mano de la chica, sintiendo como las lágrimas amenazaban por salir.

—Ya no hay tiempo, por favor asegúrate que encuentre a alguien que lo ame, que viva una vida sin remordimiento —Leyna, a pesar de encontrarse llorando se mantuvo firme en sus palabras—. Dile a Armin que sigo con él, hasta el final de la línea.

Mikasa no quería despedirse, se negaba a aceptar que también debía renunciar a ellos, a su única amiga, que debía permitir a Leyna Becker morir.

—¡Ya vete!—pidió la pelirroja en un tono de desesperación.

La azabache miró a sus compañeros una vez más, apretó la mano de su amiga antes de soltarla para subir a Falco.

Sin más, Becker tomó las lanzas relámpago que cargaba en su espalda, para luego acercarse a Giselle.

—Confiamos en usted, comandante Ackerman—soltó la pelirroja, acto seguido Jean y Connie imitaron su acción, la azabache se limitó a mirarlos.

Leyna posó el puño sobre su pecho al igual que sus compañeros, entregando sus jóvenes corazones una vez más.

Giselle observó a la tropa 104 con orgullo, asintiendo con la cabeza la mujer cargó las lanzas consigo para alejarse del lugar usando su equipo de maniobras.

Becker suspiró agotada, por fin había terminado, al menos para ella. La pelirroja volteó a sus amigos, Connie y Jean la abrazaron poniéndola al medio, mientras el humo comenzaba a rodearlos, los tres soldados de la 104 miraron al frente, el cielo estaba azúl, y el sol brillaba con intensidad, esa sería la última imagen que podrían recordar.

HOUSE OF MEMORIES  ▬  attack on titanWhere stories live. Discover now