𝓑 𝓐 𝓑 37

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-- de momento, no voy a abandonar este lugar.

-- señor. Es una orden directa de el general Salas Núñez- insisto - viene de el JEMAD

-- no, si la orden la he recibido, pero no la voy a acatar. No voy a abandonar el banco hasta que el ultimo de los funcionarios haya salido. Así que si lo que quieren es custodiarme, lo único que pueden hacer es sentarse y esperar ¿quieren un café? Amanda, por favor. Pasen

Nairobi y yo nos acercamos con desconfianza a su escritorio

en ese instante me pregunte que estaba pensando Nairobi. Yo solo tenia una idea en la cabeza: sacar la pistola y liarme a tiros

-- descansen y siéntense-

Ambas nos quitamos el casco y nos sentamos frente a el

-- ¿les puedo preguntar a que regimiento sirven?...

Nairobi responde, tras escuchar mi silencio

Eran 5 escoltas. Cada una de nosotras tenia dos pistolas, así que podíamos dejar fuera de combate a dos hombres cada una. Pero nos sobraba uno

saco mi pistola de su funda, suavemente y Nairobi lo nota

antes de que ella diga algo mas, hablo:

-- ¿puedo entrar a su baño?

-- claro, pasa

-- con permiso

me levanto y me adentro a la habitación la cual la asistente de el gobernador me señala

Cierro la puerta y me recargo en el lavabo, hiper-ventilando un poco

El profesor nos había preparado para cualquier contingencia. Pero seamos sinceros. Una cosa era la teoría y otra la práctica

Abro la llave, tapando la tubería y alejándome de esta

Saco mis pistolas y espero pacientemente

El agua comienza a caer a el piso y suelto un suspiro

Reviso por el reflejo de el agua, y veo a el hombre de negro acercarse

Pateo la puerta, haciéndolo desmayar y salgo apuntando con mis pistolas

-- boo- susurro- señor gobernador, ahora sí tiene que acompañarnos

El me ve nervioso

-- levántese. Conmigo

El se acerca y lo rodeo con mi brazo

-- ¿Que estáis haciendo?

Caminamos lentamente hacia la puerta, mientras Nairobi y yo apuntamos

-- quietos

-- tira el arma!-

Me giro y veo a el hombre de el piso, amenazando a Nairobi, rodeandola por el cuello

𝗗𝗲 𝗕𝗼𝘀𝘁𝗼𝗻 𝗮 𝗕𝗲𝗿𝗹𝗶́𝗻 | La Casa De PapelWhere stories live. Discover now